no era precisamente lo que se podía decir un buen padre, su vida había sido muy estricta, jamás pudo salir con chicos, ni siqu
os, ese fue su punto de corte, ese por el que decidió huir y s
onsiderar que su vida era perfecta, la de una princesa que lo tenía todo, pero para
dre multimillonario, ni va a todos lados protegida por guardaespald
haber nacido como un privilegiado, tampoco debía someterse a los caprichos y deci
hoteles, pero no era lo suyo, creció con sirvientas que se lo hacían todo, jamás había sabido limpi
dio su tarjeta y dijo que tenía un trabajo para ella, u
o standing, «Lux» la más deseada y a la vez, la intocable, jamás se había dejado tocar por ningún
emana y le daba lo suficiente como para
odos esperaban, el baile de nu
a música empezara y una joven vestida de mujer policía sexy s
Shields quien entraba al bar «Lux» sino Phantom, la falsa identidad que había creado para escapar de
sobre todo desde que escuchó hablar de Dylan,
supo por qué enloquecían por ella, se convirtió en una especie de obsesión que lo hacía ir ese sitio
e todos deseaban, esa noche obtendrí
po que lo hacía sentirse invencible, que necesitaba sacarla como fuera, y no se le ocurría una manera mejor que el hermoso cuerpo de una mujer, esa mujer que lo tenía obs
raña para atraparla en el instante perfecto, el momento había llegado, la dulce conejita sería at
del antifaz que siempre llevaba, esa aura extraña y familiar al mismo tiempo, esa sensualidad natural, que se mezclaba con cierta inoc
meseros para después obsequiarle con una considerable propina - y
solas y tan de cerca, debían estar esposados al sillón y así se aseguraba de que nadie intentara tocarla o hacer algo a lo que no
de satín negro, mientras se giraba a observar a su jefe y se ence
han
co más de tiempo de la cuenta. Incluso podría jurar que su corazón también paró unas décimas de segundo para latir con mucha más fu