aba lista para levantarme, la resaca me tenía acabada, así que, todavía medio somnolienta, me moví
¿No me van a dejar dormir?» gruñí en mis pensamientos. Me tiré la almohada sobre la cabeza, dis
frustrada mientras me
o ligeramente la cabeza. - El señor Golf acaba de llamar, la reun
ve de la mañana, lo tomé entre mis manos para detallarlo «¡Pero si yo puse la alarma a las siete!», la revise bien, pensé
el dolor de cabeza, las náuseas, el malestar
a de café bien fuerte y un par de
tacón bajos, cómodos y oscuros. En el trabajo debía olvidar que era una nueva Ava, por lo menos mientras que no
esperanza de llegar por lo menos a mitad de la reunión. De cualq
directiva de la empresa porque presentaría a los nuevos socios. Además, me había come
todo porque era su nieta, su heredera y porque además, yo ayudaba a mi abuelo a dirigir la empresa actualmente. Él era
a estaba bastante mayor. Próximamente, él cumpliría 83 años, así que seguramente termin
ba de presionarme al respecto, él no quería dejar todo el peso de la empresa sobre mis hombros
smo día, y le confiese a mi abuelo que mi relación terminó y que decidir quedarme
resaca y con una cara de muerta que no pude disimular ni con maquillaje
untas, estaba una asistente lle
a, la asistente, se sorpre
mientras me deslizaba por la
o en la mesa de la sala de juntas, sin llamar la atención de los presentes. Sin embargo, apenas salí de la esp
e por ese montón de caras ceñudas, sin mirarlos realmente. Voltee h
!. - Anunció mi abuelo con un tono
e caminando rápidamente hacia
cios. - Asentí, bajando la mirada, tomando la carpeta que estaba preparada frente a mí para simular. - Primero, permíteme presentarte a nuestros nuevos s
a la carpeta que tenía en mis manos antes de poder siquiera verificarlo con mis p
señalaba hacia un punto específico en la mesa, voltee y me en
on de la sorpresa y creo que me puse roja co
señor Tomás se puso de pie inmediat
acer. - Mu
me hicieron estremecer, él pareció notarlo, se sonrió ligeramente, mostrando cierta malicia. Asentí hacia ambos hombres, sin embar
en el cuerpo del nuevo socio! ¡Eso tiene que ser!... Pero, ¡Mi abuelo dijo su nombre!... ¡Eso tiene que ser otra alucinación! ¡Valla que estuvo potente esa fiesta y esas bebi
ó de pie, dirig
reíblemente en el último año, demostrando su capacidad, por lo que estoy seguro de que esta sociedad, nos traerá grandes beneficios a
ería ver los ojos a Alex, quería seguir imaginando que todo esto se trataba de una alucinación, sobre