pasos básicos para considerar una cita exitosa: el primero, era lograr una cita; el segundo, pasarla espectacular y fallar; y
unca te vayas a la cama en tu primera cita" "Los hombres no se casan con mujeres fáciles" "Aguanta que el que te ama, te espera"
e sus prejuicios y creencias y a entregarse a lo que realmente se
a. "Gracias a Dios" pensó ella. Al menos podría sujetarse de él y no caerse al salir, todo
en hacerla humedecerse aún más. Estaba en su territorio y podía darse algunas libertades. Por lo que la hizo girar dw espaldas a él, llevándola hacia la pare
o apartamento de soltero de Steve estaba a un par de metros. Sacó el manojo de llave de su bolsillo y con desesperación pudo encajar la correcta. Abrió, entraron, como dos lobos hambrientos se besaron, ella podía sentir lo tibio de sus manos enc
camino que debía seguir. Ella acarició su amplia y espalda, bajó por la curvatura y reposo sus manos en la parte baja donde inician sus dos colinas. Sus manos, las de él se aventuraron a ir hasta el interior de sus muslos, al sitio tibio y húmedo de donde emana el exquisito fluidos que parece tenerlo con la boca hecha agua.
ientras Chelsea contemplaba su perfecta anatomía. "Dios, es perfecto" pensó, él notó su curiosidad visual e hi
star dentro de ella, le quitó el vestido para sentir su piel por completo, se agachó para quitar su pantie y sentir aquel olor directamente de su sexo a
o diciéndole sin habla
s. Preparó su embestida taurina y acestó con un movimiento firme su pene dentro de la cavidad uterina de su amante desconocida, al sentir su suavidad y el fuego interno que se
vio y único gran amor de su vida, para ella; para el chico sexy de la universidad Chelse
elerados, la respiración entrecortada, jadeos y gemidos completaban la pieza musical perfecta para este par de amantes desconocidos. Steve la disfrutó al máximo, no quería
en el sofá. Steve en tanto fue hasta el baño para ducharse. Ella estaba ensimismada, flotando en una n
ó el vientre. Steve salió de la ducha envuelto en la toalla, la ayudó
surró a su oído y un escalofrío la invadió
cor que había tomado. Steve la esperaba ansioso, cuando ella lo vio, él la sujetó de la cintura, la lanzó sobre la cama, abrió sus piernas sujetando sus rodillas y se sumergió entre sus acantilados para saborear su sexo por completo, Chelsea
mente, al punto que al percatarse, ya estaba amaneciendo. Chelsea despertó angustiada, se había quedado d
se movió para acomodarse boca a
a habitación apresuradamente, con un poco de suerte, si acaso lograría ca