ombre era Miriam Cortés y era una reconocida Doctora. Era la mujer perfecta para él, inteligente, bella, autónoma,
nde pudiera hablar con ella e invitarla a una cita. Sin embargo antes de llegar al hospital una pecu
y se sentó en una sombría mesa al lado opuesto de donde estaban ellos, mientras más los miraba, más grande era su deseo de separarl
dentro de él, alimentando un deseo urgente de actuar y reclamar a Miriam como suya. Sin embargo, una voz interior le advertía sobre
cómplice le causaba una sensación de desasosiego, un recordatorio constante de que su relación con su hermano gemelo iba más allá de los lazos de sangre, siempre se
ias para acercarse a Miriam de una manera que pudiera eclipsar cualquier conexión que ella tuviera con su hermano. La idea de un engaño sutil pero efe
sario para asegurarse de que ella fuera suya y solo suya. Con ese pensamiento en mente, se levantó de la mesa y, con determinación firme, se alejó del re
de hacerse pasar por Diego en sus encuentros supuestamente casuales comenzó a tomar forma en su mente, alimentando su determinación de ganar el corazón de Miriam sin que ella se diera cuenta de su verdadera
David, quien siempre había sido mucho más recatado, no era de muchos amigos. Pero esta vez había demasiado en juego como para quedarse ob
asgo distintivo de su hermano, perfeccionando su capacidad para imitar a la perfección a Diego, su forma de hablar y sus expresiones para perfeccionar su imitación
virtió en una interpretación magistral que dejaría a Miri
, sabía que la sorpresa en el rostro de Miriam sería una prueba de su éxito. Se preparó meticulosamente, compro el tipo de ropa que sabía que Diego usaría, llenó la mitad de su armario con el tipo de camisas, poleras, jeans y jockeys que su hermano hubiera escogido, con un poco de practica empezó a interiorizar algunos tick que lo caracterizaban
o Diego se acercó a Miriam con una sonrisa encantadora y un gesto casual. Miriam, sorp
ue sorpresa ¿qu
, aunque apenas si había dado unos pasos por el parque- Me alegra
me toca doble turno en la noche, terminaré
ratando de disimular su error- Lo sien
perder un padre no debe ser nada fácil, la ve
lía, luego tomó su mano con dulzura y agregó- Pe
se, Diego había sido una especie de amor platónic
onversación, David desplegó el encanto y la personalidad carismática de
con una naturalidad sorprendente. Cada sonrisa, cada mirada cómplice, fortalecía su resolución de ganar el afecto de Miriam, sin importar los medi
ómo haría para obtener si número. Sin embargo, eso no era muy relevante, lo único
aseguraría de que Miriam supiera que él era la opción más adecuada para
a emular sus gestos y expresiones lo sorprendía, casi como si estuviera destinado a desempeñar el papel de su hermano gemelo. Cada interacción con Miri
amente coordinado para mantener su farsa. Desde pequeños obsequios pensados hasta salidas a lugares encantadores, también debía estar pendiente de las salidas que Miriam acordara con el verdadero Diego, p
an a desmoronarse frente a la autenticidad de sus sentimientos. Se encontró dividido entre su deseo de revelar la verdad y el miedo a perderla una vez que supiera la extensió
que él sabía que solo se intensificaría con el tiempo. Se deleitaba en la sensación de estar cerca de ella, en la ilusión que había creado, convirtiéndose en la
xión con ella, el peso de su engaño pesaba cada vez más en su conciencia, recordándole la complejidad de su juego y las repercusiones potencialmente devastadoras que podrían surgir de sus acciones, a medida que David continuaba con su engaño, la tensión entre él y Miriam se volvía palpable, carg
dos podía negar. Los ojos de David se encontraron con los de Miriam en un instante cargados de significado, y supo que no podía contenerse más. Con mano
una y otra vez con un ardiente y desesperado deseo quemando su piel, sus cuerpos se presionaron el uno contra el otro en un baile de pasión desenfr
Miriam. Ella respondió con urgencia, aferrándose a él con una pasión que había estado reprimida durante demasiado tiempo. La urgencia y el deseo se d
iriam se sumergieron en un océano de sensualidad y lujuria, dejando que el deseo los consumiera por completo, sin pensar en las consecuencias de su conexión prohibida. David deseó poder hacerla suya ahí mi
segurarse de que todo fuera perfecto, sabía que si lo hacía bien pod
anhelo y promesas silenciosas, desatando una ola de emociones que los consumió por completo. Cada caricia, cada susurro y cada roce era un testamento de su deseo mutuo, un eco de una conexión que trascendía las palabras y se sumergía en lo más profundo de sus almas. El mundo a su alrededor se desvaneció en un torbellino de sensaciones, dej