ra mi hijo! ¡No sé cómo
escuchó, seguido de
teme,
gra. El cuero cabelludo de la mujer ardió, mi
ojos de la menor empezaron a escocer a causa del dolor y la humillación recibida. No solame
contigo!-la amenazó la mujer, antes de tomar su fina
a tan enfurecida. Era la primera vez que veía a su suegra, la primera vez que cruzaban pala
do, huyendo de la renuencia de sus familias, pero convencidos de que su a
Julieta a su parecer, sin embargo, no tenía idea de lo desubicada que estaba resp
yudar a mantener su hogar. Esa tarde, regreso un poco más temprano a casa
su marido para cenar, sin imaginarse que Ang
ltó cuando cruzó la
reguntó en su mente,
aminándose a la recámara matrimonial. Sin embargo, jamá
a mujer de rostro desconocido, cabalgaba a su marido. La imagen era
traicionera se escapó de los mismos. Eran muchos sentim
ndo encontrarse a algui
permiso, quiso pensar, inclusive por un minuto su mente quiso en
ley hubiese querido, Angelo se mostró orgulloso. Y aquella mujer de pelo rojizo no detuvo sus mov
mientras el rostro de su marido se desfiguraba por el p
a en dos grandes zancadas y tomando a la mujer por sus rizos rojos. Le j
ió Angelo, salie
spotrico golpeándolo en su anc
e dándole un empujón que
aquello era demasiado para su desecho corazón
graciado! ¡Te
importara-. Creo que esta fue la forma más efectiva d
¿Q
le era infiel y se atrevía a exigirle algo co
Serás tú el que se lar
mujer a su lado se atrevió a soltar una estridente carcajada, que le p
a, haciendo que sus ojos se
d, si la casa era de ella», pensó renuente a cre
do en serio-murmuró de
llegó a pellizcarse con la esperanza de que todo esto no fuera real. Pero lamentablemente todo era tan real, tan real como el sol que ha
ma. Un segundo después, se puso de pie y se abalanzó al ataque de aquell
eron que intervenir. En cuestión de media hora, la policía los tenía a los tres a
motel para acostarse con esta zorra. Así que como comprenderá, las cosas no
ía irse de la estación de policía, sino que deseaba poner mar y tier