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Historia
El Regreso De Luna

El Regreso De Luna

Autor: V.S
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Capítulo 1 Prólogo

Palabras:1093    |    Actualizado en: 12/01/2024

el simple hecho de que estaba viva. Lo único que se podía escuchar en ese cubículo eran los gritos d

nace en este mundo, no hay motivo para aleg

a en que nací, con mi cuerpo herido, mis manos desgarradas por el castigo que me f

o gruñó, - ¿cómo una humana repugnante como tú, una e

o fuera posible, sentí el látigo, golpear con fuerza mi me

ás joven del señor al que nací para servir, me gruñó, los ojos brillando en ese tono rosa

arian Baldwin hablar, los dientes entreabiertos, los ojos felinos, - ere

iempre había si

r suspiro, hab

z si so

si lo i

e quejo, contrad

vió de

garraba mi pecho, mi espalda, mis piernas. A los gritos que sentía esca

do por monstruos. No había lugar para un ser co

talló cuando las lágrimas rodaron una última v

odo, me arrepentí de la noche de luna llena donde salv

E. L.

la oportunidad de hacerlo todo de

nto ese día que apenas podía ver una mano frente a mi car

e entre las rosas donde había sido arrojado. Un rosal que tenía espinas afiladas, lo suficientem

egros completamente distantes mientras me miraba, - como imagi

, obviamente pesado, y el hecho de que estuviera lloviendo tan fuerte no ayudaba

gar donde pudiera c

nde solía dormir, en ese cubículo, sin más que una estera y paja. La única vela que poseía para

l frío, en la lluvia, para recolectar hierbas y pétalos que pudieran salvar la vida de ese desdichado. Cuidé de sus heridas, le hice beber la pócima de los tés, e incluso me aseguré de que

pable de los crímenes de traición a la familia real -dijo finalmente el sacerdote, con los labios a

tura sedienta de amor, no... también tenía que ser lo suficientemente tonta como para ayudar a

n para mí, en caso de que reencarnar

mo si estuvieran disfrutando de esa escena, la escena en la que simplemente me ponían

rio de estos perros bien educados, no a estas alturas. Tanto que solo escuché los pasos del ejecutor, acercándose a mi cabez

espada finalmente se encontrará con mi cuello, esas dos grandes puertas del salón imperial se abrieron y lo vi. Estaba allí. Con esos malditos ojos negros, que parecían listo

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