de llegar hasta ellos y conseguir quitarles el tan ansiado sello. Viviendo en Groveland, una ciudad grande, pero donde mucha gente se conocía, se corrió la noticia y gracias a eso
os atrás había estado casada por poderes con un italiano que vivía en Estados Unidos y poseía una gran propiedad. finca donde se sembraban frut
e las mujeres trabajaban en casa, en los huertos y los hombres en la ciudad, con la rara excepción de las mujeres que iban a trabajar a las fábricas
lo que heredó de su marido. Recientemente había adquirido unas tijeras de podar para cortar ramas secas y rodear las copas de los árboles, ¿y a quién llamó para cortarlas? Bueno, Spencer, su sobrino favorito. La verdad es que Bridget emp
a sentada a su lado. Estuvieron en completo silencio hasta llegar a una de las montañas que pertenecían a la propiedad de Bridget. Tan pronto como llegaron, empezó
paparse de cintura para abajo. Cortó las ramas secas y luego las cortó en pedazos. Después de eso, el hombre puso las ramas en el tractor y los dos regresaron a la casa de Bridget, que era grande, pero no igualaba la fortu
a, para que no disminuya
pado de pies a cabeza, a pesar de que había trabajado con un impermeable. Pero dejó de sentir la humeda
almuerzo iba por
a las ollas en el fuego,
s esa ropa y la pones
nes, porque para él, si no fuera así, ella no le diría que se desnudara y, como hacía
No es ma
asiento de una silla. Su tía Bridget estaba bastante distraída, disfrutando removiendo la comida y poniendo leña en la estufa. Cuando se dio la vuelta y v
a mirar m
ndida por la pregunt
snudaras por complet
se abrieron como si tuviera miedo. El treintañero pensó que había dejado a su tía en una idiota, pero no: una idiot
ue me desnudara si no
da y abofeteó a Spencer nuevamente,
do: un desviado
su boca. Pero Bridget lo agarró con los dientes. Abrió los ojos, vio la expresión de en
é la próx
uchaba por deshacerse de él. Luego lo intentó una vez más. La besó de nuevo. Esta vez, su lengua
a puta rica,
ces una p
larme a la fuerza, sól
N
molesto porque sus insi
rme terminar de prepar
, el hombre de tr
qué: no te comeré y
hubieras comido
é co
er la
para que entiendas
garán por
han p
otra que ella se aproveche de no pagar por su servicio. Se acercó a Bridget por detrás, c
una locura sexual
fuera su tono de voz, su t
te voy a dar una paliza como nunca te dio t
dejar que su tía
mi tarifa diaria, dejaré toda esta trave
tono amenazador,
se pegará a
puede quemarme. ¿M
a de su sobrino Spencer met
stes, te vas, coges el primer avión a Flo
scar el dinero del sueldo de Spencer, de las semanas trabajadas en sus huertos, se dijo: "¡Estas son cosas que el diablo pone en el mundo para molestarnos!". De todos modos, con intento o sin él de atrapar a su tía allí m