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as aquí,
ridad y baja del auto. Si pensaba hacerle caso tras la discusión que tuvimos para que me dejara venir con ella a buscar a su
vez de resolver empeoró todo?
ra llevándome a salir del auto y hacer e
silencio y por instinto sigo por el primer pasi
a una casa embrujada. Llego al final del pasillo en donde hay una puerta. Suspiro antes de
y ya, se pudo tratar de un asalt
de que el raciocinio llegue a mí, e
o al final y me encuentro co
ueja rubio- ¿Traji
voltea hacia mí comiéndome con la mirada y por más que int
fenderse, pero el que suba y baje los hom
e te puso en el pecho? ¡Su madre An! -Anyelo golpea la mesa de m
tificándose-. ¿Qué hubieras hecho tú? -Le pregunta con cierto fa
mire. Este niega sin dejar de mirarla. Odio cuando Anyelo y Anyela compiten por ver quién es el más ob
ltar mi angustia. Logro que me mire cuando le toco l
en tono suave-. Ahora ve
ó en esa habitación, asiento. Anyelo está cubierto de sangre y al fren
versión que decido creer, así que doy media
u-da
eniéndome los pasos al pie de la escalera. A pesar de
im
rrer al sitio dónde está el chico amarrado, levanto su cabeza con mis manos. Obviamente las maldicion
me llena los ojos de lágrimas y me pongo peor al recordar mis
ame por
mpre me decía: es de ignorantes asegurar que conoces a alguien, solo falta r
puede andar por la vida haciendo este tipo de cosas. Lo empujo cuando llego a su altura
on fastidio, me causa
xcuse, que me explique, que me dé algo de dónde agarrarme para justificarlo. Las heridas del chico son gr
explota con la conclusión, así
eres -Le grito sin dejar de golpearle el pecho y me sacudo estér
da la vuelta dejándome frente a ella, intento sol
a enfocarme, pero me ni
. Alguien debe pensar con cabeza fría y como sie
os apoyas, dos, nos juzgas, pero ya
esorientada sin pod
s a la policía para que lo encuen
un momento a otro me voy a desmayar, vuelve a tomarme de
puede morir -int
corremos riesgo
so no asimila lo mal que suena eso? Camino y me
s? -Ambos niegan, Anyela se jala los cabellos haci
Llamarás a la policía y les dirás que tu novio golpeo a tu pretend
cabeza me hace llevar las m
r de qué lado estas. -Vuelve a ofrecerme el teléfono, m
eñala al hermano- o él -esta vez señala
a solución -pie
a hay -de
tra solución. -Ya sé -me lev
onoce no podremos zafarnos, quizás a ti no te salpiqu
que Anyelo, necesito que reacc
rubio deteniendo mis pasos. -S
edo darme por vencida- Anyelo, t
no seas manipulad
l chantaje y la manipulación ¿O cómo
go. Si no vas a llamar a la policía, entonces qu
beza. An es
bio- lo dejamos ahí y ya, nos vamos. ¡por favor! -suplic
uplicándole porque haga las cosas bien. Hace mue
se! -susurra, lle
eja Anyela y n
. -Concluye mirándome mal, hace su berrinche, pero no intenta darle reversa
-Le pregunta pa
mbiaría y así lo hare. Vamos las d
dijiste? Le vi la cara de pendeja, pues
e con sangre. -Si nos descubren la paliza fue cor
todo estará bien -i
difícil de creer lo que dice, pero la cara de
de opinión, tú sabes que yo tampoc
tan a Simón y lo arrastran hast
a sus ojos en ti. -Me confiesa Anyela tan pronto se sube al auto. -Serás su
ome el ojo. Como si lo que hizo no fuera la gran cosa. Empezamos el recorr
remos d
los cuales tienen los vidrios completamente polarizados. Anyelo la mira confund
antes se bajarse y caminar hacia do
, nosotros caminamos hacia ellos y ellos hacia nosotros. La rubia se detiene al frente de la ventanilla del segundo
distrae tomándome de la mano, cuando vuelvo a mirar solo alcanzo a ver un reflejo montándose al
manubrio y la mandíbula se le tense me preocupa, pero Anyela solo medio volt
s pensar un poquito mas. Tu nunca me dejas opci
y ya, se acabo la conversación. Y
del hospital. En el camino se cambiaron la ropa, el que los ayu
o al hermano, le sonríe, pero no sé porqué
te y suben a ese, con disimulo ¡por favor! Yo dejo el paqu
Simón se apoya en ella, baja y empiezan a cami
o corriendo hacia la entrada, en donde está mi papá parado con las manos en la cabeza. El nombre de
desesperada, p
a de mi papá, quien levanta la cabeza mirándome de arriba abajo co
ué p
món en una silla de ruedas que le ofrecen, tampoco puedo ignorar la mala cara que me pon
ágrimas amontonadas. El corazón se me apri
elta la noticia desest

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