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Historia
El desprecio por ser embarazada

El desprecio por ser embarazada

Autor: María03
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Capítulo 1 OJOS AZULES

Palabras:1497    |    Actualizado en: 03/10/2024

eses d

así que tenía que levantarme antes de que la gente empezara a hacer footing matutino. Odiaba las miradas que me lanzaba

no era nada nuevo. Me pasaba por estar embarazada y por vivir en el cemento o en los bancos de los parques. Intenté vivir en albergues, pero eran horrible

iga y apoyé las

ntí una pequeña patada com

Nada importaba más que ella. He estado yendo a una clínica gratuita y las enfermeras de allí

rque y entré en el baño. Me miré en el espejo. Tenía el pelo oscuro re

vieja y grande er

gua. Me quité la ropa y me limpié con el tra

no llevara una gran bolsa de lona sucia al hombro, parecería cualquier adolescente embarazada normal. Pero no era el caso, porque la bolsa de lona era la prueba de la dura vida que he vivido. Me fui de Illinois al día siguiente de que mi madre me echara y nunca volví. Desde ento

ólares al día, lo que era suficiente para comprar comida y bebida, y para ahorrar tenía que ahorrar,

es Square, así que empecé a pasear por

llegado h

pensé que estaba enamorada de alguien, así que le entregué mi cuerpo. Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que aunque Will dij

que compartía con mi madre. No era de seda, p

e habría hecho un infierno por mí, y

este mun

sabía que Will me acusaría de engañarle.

fiere la gente cuando di

donde me quedaría cuatro años. Después, habría conseguido un trabajo como director de proyectos de construcción civil. Construiría lugares, casas y oficin

violaron. Cada uno le hizo su intento, y yo no pude hacer otra cosa que sentarme aterrorizada a ver cómo se desarr

vida no debía ser así para mí. Así que lucho física y mentalmente. Hace unos meses encontré una navaja

hogar, pero

mi madre. No quería trabajar en una cafetería con clientes que me gritaban po

echa para u

lía susurra

e pasar por ese infierno. También le di las gracias porque cada día puedo ve

se a la cola. Miro el menú. Los precios del desayuno no estaban mal. Si compraba una tortilla con té a la menta, me quedaría algo de dinero para la c

ué le sirvo esta mañana?-, me preguntó

una peque

lla con un tecito d

mi monedero de la bolsa de viaje. Coloqué

ás de mí se enfadaba un poco,

Toma-. Empujé el

moví y me dirigí a la siguiente

un hombre co

é las

plaza, más probabilidades tenía de conseguir dinero o de ver a gente que se apresuraba a trabajar y no se daba cuenta de que se le caía la cartera del bolsillo. Y

t la

aciad

chica de pueblo que no estaba acostumbrada a ver tantos edificios altos en una misma zona, me asombraba. El

s. Tan hipnotizada por lo que me rodeaba que no

on con unos preciosos y chispeantes ojos azules. -Lo siento-, se disculpó rápidamente

ojos encantadores. Por alguna razón, mi cuerpo se estrem

amino, pero no podía dejar de pensar

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