nt
nueve, no podía olvidar el almuerzo en casa de Vladímir. Amaba dormir, pero este fin de semana no podré hacerlo
do para un nuevo día. Arreglé la habitación, recogí mis pertenencias y salí con la maleta, ya no regresaba por el resto
ta las cuatro, la parranda vallenata a la que nos tienen acostumbrado Alejandr
joven, ¿ya qui
ía Carmen. ¿Dónd
tó, debe estarse arreglando, no demora en bajar para meter los pies en agua tibia, amaneció con ampollas en s
rdad se encontraban muy hinchados, los traía
días,
maternal en la frente, César me es
s días
z dijo el padre Castro. Los amores son diferentes, lo importante es arrepentirse, perdonarse, comprometerse para no volver a com
almuerzo en casa de los Kozlov? -afirmé, Maju besó a
a usar tocone
penas comiences a t
en mi cocina. -Una mujer que a esa edad
al médico. -sonreí por respeto,
-Era una consentida con cordura-. Ahora tengo mucha h
iensas e
res placeres. -v
a arreglar y bajamos en
ias.
y lo puso en el piso, María Constanza estaba sentada e
bicarbonato y la sal ayudará a desi
al tiempo. Puso su
ña del diablo que quería sonsacar a mi
-dije ante su manera de
, si no se pellizca el trasero, va a perder al amor
Ad
s de lavarles el cerebro con detergente y cloro. -hizo las señas como si estuviera lavando un trapo en verdad, no pude dej
rometas lo que no cumplirás,
un re
los Orjuela. Nos trajeron el desayuno, y se me olvidó que tenía compañía, solo me concentré en comer. En cuestión de pocos minutos me termin
Qu
a con los huevos y yo sonreí-. ¿Siempre comes como si
spero que jamás pases por una situación que te haga comprender ciertas situaciones. Las cuales pueden ser cotidianas, sin embargo, cuando
para ella es como estar tomando el mejor refrescó del mundo después de un día
ías en cautiverios, la imagen de todos en la peor situación que u
da ser humano es dif
ablando con una niña, lo que n
arrollé algo de claustrofobia y los lugares para mí deben ser muy amplios. -La mirada de M
da! ¿Habrá escuchado lo que dije? Volví a mirar a la p
mé sin dejar de mirar a quien considero una madre, habl
go idea
odos nosotros quien menos hablaba de lo vivido en cautiverio había sido yo, ni en mis sesiones con Da
cumpleaños, hasta una próx
la
las mujeres se ven muy bien c
a la espalda para que no vieran que me sonrojé, y