6 - Guerr
ni
ntían como cadenas que apretaban mi libertad. La mirada en el espejo reflejaba una mezcla de resignación y desdén. Cuando estuve al fin lista, cubrí mi rostro con un velo, al encargarlo, solicité que fuera el más grue
i padre tomándome del brazo, demostrando una total falta de empatía hacia
el aire. Mi vos temblando al responder "Sí, acepto", aunque traté de ser lo más firme posible, se sintió más como una rendición forzada que como una promesa sincera. El anillo en mi dedo pesaba como un grillete, recordándome la vida que me esperaba. La recepción posterior era un torbellino de risas y brindis, pero mi mente estaba lejos de la celebración, solo pensaba en mi adiós a la Universidad y
me preguntó Maxi, al acercarse
a forzada, mientras en mi interior luchaba contra el
Bajo la luna me encontré sola con mis pensamientos, enfrentando el peso de una decis
ast
viendo un calvario en el que la angustia crecía con cada segundo. Finalmente las puertas se abrieron, revelando a Janina vestida de blanco. Mi corazón se contrajo ante la visión de tanta belleza, en otras circunstancia me hubiera hasta emocionado, pero seguramente, debajo de aquel pesado tul, sus ojos reflejaran la misma desesperación que los míos. Cada paso que daba hacia el altar resonaba como el eco de su propio tormento. Durante los votos, las palabras se deslizaron de mis labios como mera formalidad, un guion preesta
un respiro? -le pregunté
n estos momentos -para mi sorpresa
que nos separaban se disolvieran ante la noche. Sin embargo, el silencio incó
ó esto, pero estamos en la misma situació
a mentira que solo empeora con cada momento que compartimos. Yo no quiero tener nada qu
una relación cordial. Ella había echado por tierra mis intentos de una relación amena y cordial, con esas palabras dejó muy en claro su desprecio hacia mi persona, convirtiéndose en una especie de enemigo para mí. Ya nada podía entristecerme más de lo que ya estaba, sin embargo creí poder llegar a algún acuerdo con ella, algún tipo