img Embarazada de un Adorable Mentiroso  /  Capítulo 3 El Encuentro del Destino | 7.32%
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Historia

Capítulo 3 El Encuentro del Destino

Palabras:1128    |    Actualizado en: 18/01/2025

ín al aire libre. Mateo estaba sentado con una taza de café, removiendo lentamente el líquido mientras miraba distra

te asiento? -preg

gidos de manera informal y una sonrisa que, aunque tenue, lograba iluminar

está libre

or un momento, ambos permanecieron en silencio, como si el mundo se hubiera

cidos -dijo con una risa nerviosa. -Pero p

a voz calmada. -A veces un poco de tr

principio: el clima, el cafetín, la ciudad. Pero pronto, las palabras comenzaron

ra de repente, bajando la voz como si

ó una ceja,

? ¿Cuánd

iciente para entender que es una mujer fuert

un momento, pareció debatirse entre hablar o gua

s intentado de todo, pero parece que siempre estamos caminando

us palabras. No había juicio en su mi

finalmente. -Tomar una deci

ara se sentía extrañamente fácil, como si pudiera despo

ndo el enfoque. -¿Qué te tra

expresión había una mezcl

dad -confesó. -A veces uno necesita salir de su rutina para encontrar respuestas. V

rada compartida, iba construyendo un puente entre ellos. Clara y Mateo no lo sabían,

a aparente. Mateo había decidido pedirle a Dana que se quedara en casa bajo el pretexto de verificar algo relacionado con sus cuentas bancarias, pero en r

as manos. Su cabello recogido en un moño desordenado y el brillo cálido de las luces hacían que se viera terrible

estas horas -dijo Clara, cerra

turalidad, pero no pudo evitar

xcusa para venir... aunque la

tida, pero también sorprendi

tención? -preguntó, mientras un le

n cierta timidez, mientras so

ara inventar pre

vialidades: los pacientes más peculiares del día, las cafeterías cercanas al hospital, e incluso sobre el libro que Clar

ad que parpadeaban a lo lejos. Mateo la siguió, apoyándose en el marco. El sile

ue te conocí... siento que hay algo en ti que no logro ente

na mezcla de asombro y emoción, y por un momento pareció

go parecido. Pero no s

sonrisa que intentab

timamente, pero contigo... s

evantó una mano para rozar suavemente su mejilla. Sus miradas se encontraron, y por un instante, ambos

ose desde el día en que sus caminos se cruzaron. Fue un instante breve, pero

ntenía sus ojos cerrados unos segundos más, como si quisiera grabar el mo

e esto, Mateo -dijo, con un ton

ido últimamente, es que hay momentos

delante, pero en ese instante, con las luces de la ciudad co

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