lo una ilusión. Por las noches, cada una repasaba en silencio las heridas abiertas, imaginando maneras de enfrentarlo. La
itó a Dana a tomar un café en su apartamento. Era una invitación sencilla,
ana se acomodaba en una de las sillas de metal. Hablaron de cosas triviales: el clima, las compras, los p
resco de la tarde acariciaba sus rostros, hasta que las cosas no dichas empezaron a emerger.
todo está bien, Clara. No desp
sorprendida por la brus
reguntó con cautela, aun
delante, con los ojos l
invitados mientras nosotras lo mirábamos desde las som
a entre las manos,
emos hacer? ¿Acaso arruinarle la vida nos
de justicia, Clara. Se trata de que él no siga caminando como si fuera intocable mientras n
temblor en las manos. Sus ojos se llen
a Lucía en medio de una cena elegante? Ella en el f
con una intensidad que C
estado engañada todo este tiempo. Si vamos a hacer algo, tiene que ser inteligente. Frío. Algo qu
éndose el labio inferior. La idea
algo en mente?- p
arga, como si hubiera esta
s de sus mentiras, pero necesitamos que el mundo también lo
n la cabeza,
entra la manera de darle la vuelta a todo, como siempre
de las mano
cía. Se trata de todos los que lo rodean. Su familia, sus soc
as manos, apar
o esto... me da miedo. Mira como estoy dentro
, pero su vo
o, y nosotras seguiremos perdiendo. ¿De verdad quieres que tus hijos crezcan
ces que había defendido a Mateo ante su hija Melina, todas las noches en las que había llorado en
er esto, lo hacemos juntas. No pienso quedarme sola
nrió, a
, Clara. No mientras y
construir su estrategia. Hablaron de los mensajes que aún guardaban, de l
mbas mujeres se miraron con un entendimiento silencioso. Habían s
- dijo Dana con una sonrisa fría, l
y chocó suavement
illaba algo más que rabia: brillaba la espe