a noche inquieta, con los ojos pesados de tanto llorar y el corazón apretado por la incertidumbre.
e seda que caía con elegancia sobre sus hombros, mientras Zeyan, todavía con el cabello algo desordenado, sostenía una ta
a entre ellos, la complicidad, los pequeños gestos que parecían llenos de una intimidad que
de Zeyan la sa
confusión, pero Mei fue
una sonrisa perfecta. Su tono era suave, pero sus ojos
a mirada. Sin decir nada más, se giró y regresó a su habitación,
era tocar la puerta. Cerró tras de sí con un clic deliberado y
a, tenemos
ardín sin realmente verlo. No quería enfrentarse a
lar -murmuró An, su
e, sus tacones resonand
deas equivocadas. Después de todo, es mejor queia ella, sus ojos enrojecidos pe
quiere
frente a An, cruzando la
su tono dulce pero cargado de veneno-. Anoche, cuando hablábamos, recordamos
zón se rompía un poco
o? -preguntó en un sus
onrisa desvaneciéndose mientras su
sposa de papel. Nada más. Yo soy la mujer a la que él real
o, pero las imágenes de esa mañana volvieron
e ser cierto
a, como si encontrara
¿Por qué siempre está distante contigo? Porque sabe que no estás a su altur
n como cuchillos, cortando cada fra
ra pasado -continuó Mei, disfrutando del efecto que sus palabras tenían en An-
r, enojo, impotencia. Quería gritarle a Mei que estaba equivoca
nalmente, con lágrimas cayendo por su
a ventana, mirando hacia el ja
y protegiendo lo que me pertenece. Tú
rdiendo con una mezcla de emo
rmuró para sí misma, más para ente
ella, con una sonris
saberlo. Tu único trabajo es cumpli
ó de la habitación, dejándol
aramente notó su cambio de ánimo pero no hizo nada para intervenir. Cuando Zeyan r
escuchó sus pasos desvanecerse por el pasillo, y aunque una parte de
o a sí misma. "Mei tiene razón.
nciosas corriendo por sus mejillas, tomó una decisión. Si Mei era lo
apenas comenzaba. Y aunque no tenía idea de cómo, algo d
pasado la noche sumido en sus pensamientos, inquieto por el extraño comportamiento de su esposa. Algo no encajaba. Ella había evitado su mi
aba por las cortinas, iluminando la figura de An, acurrucada bajo las sábanas como si buscara protegerse d
nmovía, algo que lo hacía cuestionar sus propias acciones y decisiones. ¿Había sido jus
so tocar su rostro, asegurarse de que estaba bien. Pero se contuvo. Había de
nque sabía que no o
mismo cuidado con el que la había abierto. Pero mientras regresaba a su propia habitación, una decisión co
ón de vacío en su pecho. Decidió visitar a sus padres. Necesitaba un respiro, un lugar donde
adres, su madre, Liang Su, la recibi
tenemos que hablar -dijo Su,
a sentado leyendo el periódico. Él apenas levantó la vis
sentándose con las manos entrela
como si fuera a regañarla por un
menzó Su, sin rodeos-. Ahora que Mei
e su corazón
quiere
stuviera hablando con algui
error desde el principio que te pusieran en su lugar. Per
n nudo en l
do que debo pe
r algo que nunca debió suceder. Mei es
ban a acumularse en sus ojos, pero
á, y
u-. Pero sabes tan bien como yo que no estás a su alt
ente. No era la primera vez que la hacían sentir insuficiente, pero est
tinuó Su-. No queremos que esto se v
la sala, dejándola sola con su padre, quien seguía
smo? -preguntó An, buscando dese
o y la miró con una
omo un rechazo, sino como una o
nte, sintiéndose m
. La casa, tan grande y lujosa, nunca se había sentido más fría. Al entrar en su habitación
ás que una esposa de papel. Mei
e exigieran dar un paso definitivo, pero la idea de enfrentarse a Zeyan y pedirle el divorcio la aterraba.
ientos, una llamada de teléfono
reguntó An, trata
uación -respondió Mei, su tono tan dulce
.. a
ue él piense que estás tratando de
sintiendo una mezcla d
ten
o es tu lugar. Y cuanto antes l
bitación, temblando por la rabia c
cidir se acercaba. Pero lo que no sabía era que Zeyan, desde el otro lado de la puerta, había escuchado su conver