había dado una opción que jamás se atrevió a considerar seriamente. Escapar con él. Romper con todo.
más lo permitiría. Si intentaban huir
s de la hacienda extenderse más allá de lo que la vista podía alcanzar. La brisa fresca de la
previo aviso y su madre
ono sereno que siempre usaba, aunque en sus
nca la había escuchado alzar la voz contra su padre, ni cuestionar sus decisiones. Siempre fu
incapaz de ocultar el temblor en su voz-
, observando el horizonte con la misma expres
cuerdo o no -dijo finalmen
e algo dentro d
y de lo qu
a miró con
, Elena. Importa lo que es
ción. ¿Era eso lo que le esperaba? ¿Converti
odía per
. Había un brillo diferente en sus ojos, uno que
na, sintiendo su corazón mar
r que esas palabras realmente salieron de sus labios. Lueg
emos es
do el vértigo de la re
e avecinaba, concentrado en sus asuntos de negocios. Su madre la observó varias vec
de su habitación con una bolsa pequeña en la mano. No podía llevar mucho. Lo
los árboles. Su corazón latía con fuerza cuando bajó las escaleras, cuidando de no hacer ru
brisa fresca golpear su rostro. Alejandro la esperaba en
ó hacia él
? -preguntó e
ó, sin confi
montar, un ruido detrás de
crees que v
padre hizo que la sangre
había dado una opción que jamás se atrevió a considerar seriamente. Escapar con él. Romper con todo.
más lo permitiría. Si intentaban huir
s de la hacienda extenderse más allá de lo que la vista podía alcanzar. La brisa fresca de la
previo aviso y su madre
ono sereno que siempre usaba, aunque en sus
nca la había escuchado alzar la voz contra su padre, ni cuestionar sus decisiones. Siempre fu
incapaz de ocultar el temblor en su voz-
, observando el horizonte con la misma expres
cuerdo o no -dijo finalmen
e algo dentro d
y de lo qu
a miró con
, Elena. Importa lo que es
ción. ¿Era eso lo que le esperaba? ¿Converti
odía per
. Había un brillo diferente en sus ojos, uno que
na, sintiendo su corazón mar
r que esas palabras realmente salieron de sus labios. Lueg
emos es
do el vértigo de la re
e avecinaba, concentrado en sus asuntos de negocios. Su madre la observó varias vec
de su habitación con una bolsa pequeña en la mano. No podía llevar mucho. Lo
los árboles. Su corazón latía con fuerza cuando bajó las escaleras, cuidando de no hacer ru
risa fresca golpear su rostro. Alejandro la esperaba en la s
jo él en u
con la ayuda de Alejandro, y en cuanto amb
lina recorría su cuerpo con cada metro que avanzaban, alejándose de la
iró
pod
en su vida, estaba elig