img El reino de las sombras  /  Capítulo 4 4 | 4.40%
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Historia

Capítulo 4 4

Palabras:1137    |    Actualizado en: 08/03/2025

formando un techo natural sobre el sendero que Aiden, Valin, Elyra y Raleth comenzaban a recorrer. El aire frío de la madrugada aún colaba entre los árboles, pe

el anterior, como si estuviera caminando sobre el peso de una historia olvidada. La idea de gobernar un reino que ni siquiera recordaba parecía ta

había estado en su mente desde que había escuchado la revelación del hechicero. -¿Qué pasa si las personas de Eldoria ya no re

mirada pensativa, p

ia de tu linaje es poderosa, y aunque el Rey de las Sombras ha tratado de borrarlo todo, no puede eliminar lo que está

rvando el camino con una seriedad inquebrantab

ria no olvidó. Aunque han sido dispersados, muchos aún esperan que su legítimo rey regrese. La sombra del Rey d

l grupo, su mente comenzaba a girar, tratando de entender cómo sería su futuro. Un futuro que, por alguna razón que aún no co

eguntó Aiden, deseando entender más. -¿Quiénes

uelo, donde había estado inspeccionando el camino en busca de señales de enemigos

están ahí, esperando el momento adecuado para actuar. Algunos son antiguos caballeros del reino, otros son hechiceros que sobreviv

. Pero algo en su interior comenzaba a despertarse, un deseo de lucha, un deseo de reclamar lo que le pertenecía. Ya no era solo el herrero de u

e las montañas que conducían al antiguo reino. A medida que avanzaban, el paisaje comenzaba a cambiar. La vegetación densa del bosque f

era urgente y peligrosa. La noche llegó rápidamente, con el cielo despejado y las estrellas brillando como una manta d

xión extraña con la tierra que lo rodeaba. Cerró los ojos, escuchando el susurro del viento, y por un instante, imaginó cómo había sido su reino en su apogeo. S

a imagen de ruinas, de edificios derrumbados, de oscuridad.

ara sí mismo, apretando los puño

n su rostro iluminado por la luz titilante de las llamas. Elyra y Raleth ya estaban a

Aiden en voz baja, mirando las llamas. -No sé

nto antes de responder, s

s nosotros tenemos algo que ganar. El destino del reino está en tus manos, pero también está en nuestra

ó a encenderse en su pecho. Sabía que el camino sería largo y difícil, pero ya no podía detenerse. El regreso de El

l día siguiente, cuando su viaje hacia e

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