rgo, cada vez que pensaba que Nicholas estaba a solo unos metros de ella, Zara n
a suave brisa estremeció todo su cuerpo, haciendo que calmara rápidamente sus pensamientos y se sintiera mucho más
el lado izquierdo, vio a Nicholas fumando un cigarrillo en el balcón de al lado de su habitación. A decir verdad, cuando Zara descubrió que solo estaban separados por una so
entidos, ella corrió apresuradamente de vuelta a su habitación, cerró la puerta del balcón y se apoyó muy nerviosa sobre ella. Después, cerró inmediatame
e; sin embargo, nunca se imaginó que también podría encontrarse con Nicholas y, eso hizo que ahora se ponga mucho m
como una mujer extremadamente rara. A decir verdad, Nicholas estaba totalmente acostumbrado a que muchas mujeres se acercaran a él a t
e se casó no estaba afectada por sus encantos, él se pr
De hecho, en ese momento, Nicholas no sabía que era exactamente lo que estaba sintiendo; sin embargo, tenía en claro que no le gustaba la f
ciones; pues ella no solo no tenía ningún derecho a ignorarlo, sino que, tampoco podía decidir cuándo se veían o no. Es más, pensó que sería muy
te; de hecho, como era su primera vez desayunando juntos después del matrimonio, ella aún estaba muy nerviosa por volverlo a ver, pero tampoco quería cometer
as, ya que ellos no se quedaban juntos en la villa y podía ir a cualquier parte sin restriccio
o, le hizo unas tostadas, huevos revueltos y le preparó su café; luego, para cuan
jamente, sonrió con delicadeza y, le dijo: "Um... Buenos día
ndió fríamente: "No es necesario, tengo una reunión en una
De hecho, ella había cocinado con tanto cariño y esperaba que al menos él probara un poco, incluso, que elogiara
as se acumularon instantáneamente es sus ojos; sin embargo, como no quería llo
a se fue hasta la cocina, llenó un plato con hu
empezaron a caer instantáneamente por sus mejillas; luego, como no estaba dispuesta a seguir así,
y, se dirigió inmediatamente hasta la empresa. Media hora más tarde, cuando Zara por fin llegó, se fue inmediatament
do con el ceño fruncido; luego, se levantó apresuradamente de su silla y, con una ligera son
y no te vi salir, ¿cuándo llegaste?", preguntó
nca salió de ahí y, aunque quiso esperarla un poco más de tiempo, él tuvo que regresar por una llamada del señor Cooper. Pero, inespe
amente muda y, solo después de unos minutos, mirándolo implorantemente, ella respondió: "Uh... yo... bueno, no me espere más e
a fijamente. De hecho, desde que la encontró, Isaac quiso hablarle de sus sentimientos y pedirle que fuera su novia; sin em
permitirás llevarte de regreso a casa? ¿verdad?", preguntó el hombre f
uenta que ahorraría unos minutos de viaje que le permitían pasar más tiempo
ra debemos empezar a trabajar, sobre todo, porque nuestra empresa está en proceso de firmar un nuevo contrato. Zara, por favor, ve a
cortésmente la mujer; mientras que, dandose la vuelta antes de ir
nte, miró hacia abajo y, mordiéndose tímid
por resistir su impulso de besarla. A decir verdad, Isaac estaba tan ansioso por acercársele y por poder acariciar su dulce m
ella se encontró con su amiga Jude, que le dijo enérgica
ella, le preguntó con gran curiosidad: "¿Cómo está nuestro direc
de su amiga, Zara solo le sonrió con delica
realmente te envidio. Tienes la suerte de trabajar de cerca con él". Luego, reanudando su
o, tras recordar repentinamente algo, le preguntó urgen
egremente: "Me encanta ir de compras y estaba planeando ir este fin de semana. De hecho,
. este...quiero decir." Zara estaba tan nerviosa que no pudo hablar correctamente y, solo después de respirar hondo durante unos segundo
amente, ella añadió: "Conozco un lugar donde puedes comprar vestidos para tales fiestas; aunque, es un poco costoso. S
dijo Zara inmediatamente; luego, se fue a la oficina del
retiró rápidamente de ahí y, se dirigió inme
Isaac le dijo firmemente: "Hmm. Ya hablé con el presidente Grantham sobre
, en toda la ciudad Bey, solo había un hombre llamado presidente Grantham, y ese no era otro que su esposo, Nicholas; es por eso que, cada vez que escuchaba algo relacionado con
a, Isaac frunció ligeramente el ceño y, no
tras humedecer cuidadosamente sus labios, le preguntó con total amabilidad: "¿Puedes. puedes e
undamente y, con total curiosidad, le preguntó:
con la mirada pérdida, trató de explicarse y le dijo: "Quiero decir, sí. ¿Quién no lo
riéndose con delicadeza, añadió con total seguridad: "No te preocupes, él no t