ateo de la Vega me v
n viaje largo desde mi pueblo pesquer
me habí
marlo, me había entrega
esencia bastaba para proteger al único heredero de los De la
la piel tostada por el sol y los pies descalzos. Él era pálido, envu
jo la cocinera, of
dev
o una mue
a su madre. "Solo ha venido
primera pal
nía paños fríos en la frente, le leía cuentos europeos que él adoraba y y
rando empanadas, tal como me enseñó mi madre. La masa era perfecta, el relleno jugoso. S
je, con una sonrisa qu
apartó la vis
ería?", preguntó,
. Son de m
la ventana. Sin una palabra, la volcó. La
de esta casa", dijo. "Ahora limpia ese desastre.
que, para él, yo era igual que esa comida. A