a mediodía, tal
astada. Su expresión era una mezcla perfecta de timide
la, con los brazos abiertos y
madre con la voz rota
silencio. La perfecta imagen de una madre
a escena. No sentía celos, ni tristeza
más parecían inocentes, me lanzaron un destello de
como si tuviera miedo de hab
í, sin moverm
n el aire. Mis padres, incóm
dijo mi padre, poniendo un brazo sobre los hombros d
obrero de Logroño, criada por una madre soltera que luchaba por salir adelante. M
toria era, en realidad, la mía. L
ces cuand
mucho que le gustaba el mar, una imag
vi
Y Valentina, en una camilla, con el rostro hincha
preparar una cena de bienvenida para "ganarme" a mi nueva hermana.
ogía de los Soler seguía funcionando.
s ojos
me miraron, sorprendidos por mi tono. "Creo que esto merece una celebración. Pa
intentando oculta
que te molestes...",
do directamente a sus ojos. "De hecho, y
ina fue casi imperce
el agua. Y ella est