sos. Su desayuno consistía en claras de huevo sin yema y un té verde sin azúcar. Para el almuerzo, una pechuga de pollo hervida con brócoli al vapor. La cena era, la mayoría de las vec
n el ojo crítico de un escultor que busca
disciplina y belleza. Las revistas la llamaban "la sílfide de la danza
con sus compañeros de trabajo y nunca le decía que no a un elote preparado en un puesto callejero. Para la sociedad que idolatraba a Camila, Sofía er
r miedo. Sabían en qué clase de mundo vivían, un mundo superficial que castigaba a las mujeres como su hija. El matrimonio con Alejandro, a sus ojos, era un
jos estaban llenos de lágrimas falsas. "Sofía es maravillosa. Es mi culpa. Yo no debí... no debí e
carse, sabiendo perfectamente que eso la haría parecer noble
unc
ombros. "Tú no tienes la culpa de nada. Eres perfecta. Eres amable y considerada. Es So
rando una reacción, una súpli
a rabia en su interior se había solidificado en una resolución fría como el ac
ilencio, la voz de Sofía co
ept
bitación se qu
epitió Sofía, levantándose del sof

GOOGLE PLAY