os Garza, un grito agudo y estri
el sonido, mis pasos acelerándose c
rvientes estaba golpeando a mi per
hacia adelante y arrojándome e
s. Lo abracé con fuerza, mi cuerpo temblando de rab
sintiendo las ronchas que ya se est
je que lo
e acercó, con Eduardo a su lado. Se agarr
. Casi me caigo. ¿Y si
se posaron en mí. "Sol no puede estar ce
ofrío me
a nadie", argument
ría lastimarla. Podría lastimar al bebé". Hizo
z suplicante. "No, por favor. Lo e
lo de algo ilegible en sus ojos. Pero se fue tan rápido com
N
me escapó en mi desesperación e i
rfectamente quieto, su rost
los brazos. Otro sirviente me s
El golpe sordo del palo, los aullidos aterrori
n sollozo crudo y gutura
rla con un brazo y se la llevó,
le oí decir suavemente. "No de
gré volver a
e una vez fue nuestro santuario. Fotos de Eduardo y mías. Sus libros
estas cosas. Ahora, solo e
nosotros, trazando el conto
oz quebrándose. "Ahora la tienes a ella.
el abrumador impulso de morir había desaparecido. Ha
ón de llamada p
cella apareci
n que pertenecía al señor Garza", dije, m
a parecía
pregunté, mi tono no d
beza rápidamente y
i puerta. La abrió de un emp
haciendo?", exigió, su
ngeló, mirándolo
y escalofriante sonr
miso para tocar su
mpre me dices que siga adelant
está embarazada, he decidido empezar de nuevo. Deshacerm
dos, buscando algo en mi rostro. Hubo
perando?", preguntó, su

GOOGLE PLAY