img Dos hijos, un corazón materno partido  /  Capítulo 2 | 16.67%
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Historia

Capítulo 2

Palabras:1131    |    Actualizado en: 15/10/2025

sta de Dami

ele, Jo

que usualmente adulaba a cualquier miembro de la familia Herrera, de repente encontró fascinante el papele

pesado, denso con cinco a

ura bajo las uñas y estrellas en los ojos. La mujer que había usado como peón en una brutal lucha de

uidadosamente orquestada de poder y legado. Mi compromiso con Isabela Montemayor, una mujer cuyo árbol genealógico era tan inmaculado como sus co

había atrapado. La verdad era mucho más complicada. Yo había sido el que intrigó. Y cuando quedó embara

confinada, retenida hasta que el escándalo se calmó, y luego, desechada sin ceremonias. Hice que un equipo de seg

nsado en ella desde entonces. Ni una

orció en mis entrañas. Se veía diferente. La suavidad ingenua en sus ojos había sido reemplazada por una resign

te a su hijo, su hijastro. Estaba temblando, un temblor débil, casi i

a mano y me fulminó con la mirada, su pequeño rostro

e Cale hasta la ropa gastada de Josefina. "¿Mamá? No seas ridículo. Es solo una b

dvertí, m

a asegurado de eso. Recordé las cosas que la gente la había llamado, las mentiras que Is

tos de la vida en la ciudad. Siempre los había tirado. Ahora, mirando el amor feroz en sus ojos mientras protegía a este

orciéndose en crueldad. "Es una zorra. Probablemente

elante, una pequeña bola

por un momento fugaz, sus ojos no se llenaron de ira, sino de una tristeza profund

o en el espejo retrovisor del aut

más aguda esta vez. "Ya es sufi

ió, saliendo de la oficina a pisotones. El aire se despejó, p

tamente. Solo mantenía sus ojos

as palabras sabiendo a ceniza. "Sigu

su voz tranquila pero inflexible. Era l

só que estaba aquí para arrastrarla de vuelta a esa jaula dorada. La id

fríamente. "No tengo ninguna

l tibia, estaban desprovistos de la adoración que una vez

eño puñado de billetes arrugados. Los colocó en el escritorio del director. "Esto de

la puerta, moviéndose con una prisa

ctricidad estática, me recorrió. El fantasma de un recue

mi voz más áspera

emeció pero

una advertencia, una amenaza destinada

un momento, pensé que se daría la vuelta, que

abeza apenas perceptible. Era un acuerdo. Una p

lo, escuché la voz de Iggy desde el corre

ijo y casi corrió, sus pasos resonando en el pa

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