Puso su mano temblorosa debajo de la nariz de Max y dijo: "¡Ma
agudos ojos negros reflejaban una luz aguda. Su mano grande rápi
e, Max fue la primera persona que vio. Aunque él era tan indiferente, ella todavía q
ar su pecho por primera vez, el cuerpo de Max estaba un p
ación únicas de ella, pero además de
evantó a Ivy que estaba en sus brazos con su gran mano. Al ver la sangre en
ano de la mujer, su corazón latía violentamente sin contr
és de saber que el hombre estaba bien, su corazón cayó a la
un instante. Independientemente del interrogatorio del hombre con u
con un trozo de tofu! ¿Por qué c
respuesta de Ivy, la tímida mujer se
iguió a Ivy, pero la puerta cerrada ca
estrelló contra la puerta, haciendo un ruido fuert
r! ¿Cómo se atreve ella? Se estaba vol
nte, como para ocultar el
te inferior de su abdomen le recordaba la visita de algunos parientes, pero cometió t
cer
olaron en el aire. Al ver que Ivy estaba sentada en el
, Ivy sintió que el sudor en la
mano que rascó la pared y lo saludó débilmente. Ella tiró de las comis
fría. Sus ojos fríos se posaron
entable y dijo: "Max, llega mi perí
la ayudara en absoluto. Le había quemado la sangre y cometió tal error.
ngas y marcharse. Si él se paraba aquí, ella tendría
uperó su compostura habitual e inmediatamente se dio cuenta de lo que
ntes y se alejó, pero había un ras
sentido. Solía odiar a esta mujer con
io irse tan rápido. Se sentó en el inodoro, con una mano sosteniendo su
uesta que apuntaba a Max. ¡Desde que ella lo siguió, s
evo con violencia. Ivy volvió a sus sentidos en un instante. Lev
jero en la puerta, Ivy podía ver la mayor parte de su cuerpo, pero
tas articulaciones entró p
s. Ella los habría apreciado si
e la puerta, Max extendió su mano irritada. Tan pronto como re
ndose en su ira justo ahora, ¿no debería dejarla ir? Mirando las cosas en sus manos, Ivy se sonrojó
ba una figura alta y recta frente a ella. De repente, s
a como una bomba en los oídos de Ivy,
hacia atrás y dijo: "¡Qué hay de malo en los dibujos animados! ¡Incl
i estuviera soportando algo. Finalment
iró la espalda de Steven. ¡Ella no era infantil en absol
ar con sus propios asuntos, y miró hacia l
empo, en la
risa determinada. Esta vez, ella debe sal
de la casa. Temía que unas palabras más saltaran de la bo
tada. Miró al hombre que la levantó y sonrió torpemente. "V