img ¿Y si Digo que No?  /  Capítulo 3 Two | 13.64%
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Historia

Capítulo 3 Two

Palabras:1466    |    Actualizado en: 04/11/2021

na no pierden de vista los movimientos de sus hijos, a su vez, me dan unas cuantas m

n de esa forma? -cuestiono. Estiro

su tazón. Abro un poco los ojos en direcci

l patio,

poro y l

hace años -hace una pantomima-. Mamá y papá nos cui

na fiesta organizada por mamá, e

onvenio con el estado -resopla-. P

iliar, el contacto más cercano con un g

n excepción, cada una de las supersticiones que no

mi prima-, aquí hay mucha historia, aléjate

imos las marcas hasta toparnos con una mini casa igual a la

el deterioro. Por lo que intuyo es la sala de estar, sillones verdes aclaran las esquinas ahogadas en pintura negra. Un

lo último en mi lista de pasatiempos, pero ver ta

pecho son importantes están distribuidos por lo ancho y al

ticuatro de enero del presente año, descartándolo como sospechoso de los decesos acontecidos en el patio tr

cajadas. Me vuelvo sob

ba la marca honorable del linaje

rimera vez-, le hizo un altar estrambótico -muerde s

ío Peter. Aparece hecho una furia: orejas enro

ntes de que los golpee a los tres -Desde a

ponerlo en su lugar, pero atemorizad

bandonamos el salón ca

de cualquier cosa que lo vincule al gobierno, o eso p

dijo a milímet

cuídate

la cabeza. Mi fam

de mesa y un libro de tapa dura, los coloca

ngo mis manos sobre el libro. «Hijos del Ahora», un libro centrado en la mafia y sus derivados, solo

uarenta años es torturada, tirada en la calle y h

ndo bajo los neumáticos del auto. Puñetazos van de un lado a

eocupados, me extiende

rededor. La blanca cocina

y un paso al frente. Está distribuido igual que la de los renegados; también el anaquel de

ngre, otras son como si las hubiese vivido. Quizás papá me las contó de niña, sus grandes hazañas siendo u

frazada. Se esfuerza en convencerme, que debo dormir, descansar, relajarme y

a, me visto con mi

ie, duerme, por favor -pide después d

balcón se cuela el alumbrado, me veo ten

*

no apareció, fui a la cocina a buscarlo, aproveché que no estaba ahí para servirme un vaso de lech

a de aire. Sin miedo a contagiarme de algo, me si

ro un poco molesta- ¿D

uada unos cuantos centímetros sobre el lavabo. Revuel

ro-jo

n nombre imposible de nombrar para un simple mortal. Saco el pequeño vaso

ndas ojeras bajo sus ojos, sus labios resecos y la palidez cubriéndole la piel. Haciendo fuerza logro que c

a mañana vomité de repente -enjuga sus ojos-, cua

o de su malestar, a continuación,

me contengo y el sonido hueco de un

ncerrándome en el balcón. E

-formulo ante la vasta estrel

da -me sostengo

gravedad. Calculando los pros y contra, deslizo una pierna por encima del barandal. Ya cómoda, repito la acción con

nte más vivaz golpea la puerta que da

nternecedor que se preocupe. Soy obediente y a rega

e hubiese perdido, yo intento co

cabeza en negación. Él e

paisaje, no seas pesa

é -bromea, o eso es lo que creo-. Para

fuerte para dejar hu

edor y cigarrillo que enc

irritable Minett

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