img La Oraca y el sello del mundo.  /  Capítulo 4 Capitulo 3 | 26.67%
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Historia

Capítulo 4 Capitulo 3

Palabras:1715    |    Actualizado en: 15/11/2021

as. Pero, esas dos chicas, no eran nosotras. Cuando Nina estuvo frente a la pantalla, viendo esto, se desplomó. Él la traicionó, a

, debemos cumplir y volvemos f

del más duro y desenfrenado. El tío Mu le dijo varias cosas a Nina sobre tener que olvidar muchas cosas. Yo, por mi parte, había

ipio. El teniente en jefe nos trató bien desde nuestra llegada. Nos trató como jefa y su superior. No quisimos el mérito

a no conocía. Hace días que no duermo como debería. Cada vez que cierro los

o del mismo color. Botas militares. Nuestro primer entrenamiento fue correr diez kilómetros, mucho para algunos, pero a nosotros no nos importó. Las demás se quejaban, pero mi herma

rgaron. En los primeros cuatro kilómetros, no pude más, me paré, aunque vi que el equipo estaba muy lejos de nos

o claro y estábamos dispuestas a llegar hasta el final. A pesar del cansancio y el dolor, sabíamos que tenía

os juntas y eso nos daba fuerzas para seguir luchando. No sabíamos qué nos deparaba el destino, pero estábamos lis

ué junto a ellos. El chico que era capit

la ruta de los

uchos decían que estábamos pres

e correr porque tú te

espera

ipo me dijo que la ronda de mi hermana no cuenta. Algo que me gustaría decirle que no hiciera, sin emb

no importa si ella fue corredora a

hermana. Nina es muy fuerte, así es ella. Partimos todos y cuando llegamos a la meta, Nina ya estaba en otros entrenamientos. Y c

estaba presumiendo, pero para nosotros era simplemente una cuestión de cumplir con nuestra misión, manteniendo en secreto nuestra identidad. Caminé h

, no lo hiciste en el límite permitido con

mente. Lo miraba fijamente, con una mi

entrenado mucho", le dije en

mente se sacudió el polvo

r, capitán, y te quedas tomando

no, pero sabía que Nina lo llevaría al límite. Debía ser muy resistente para mantenerse a su ritmo. Cuando estaba enojada, daba seis o siete vuelt

Su actitud presumida le había jugado en contra y ahora debía enfrentar las consecuencias. Nina, sin titubear, se preparó para la carrera, mientras el capitán intentaba alcanzarla, aunque dudaba mucho de lograrlo. La lluvia

ba, esperaba que al menos cuando estuviera lejos de la multitud no lo lastimara. En ese momento, me di cuenta de que Nina era imparable cuando se proponía algo, y su determ

os llamó, indicándonos que nuestro entrenamiento no había terminado. No importaba cómo nos lo pusieran, debíamos cumplirl

cubos con determinación. Cuando la lluvia cesó, también lo hicimos nosotras. Ahora todos nos miraban. Desde el momento en que entramos, escuchamos los murmullos. Decían que

s! Ya recibieron su castigo

ntes, están presumiendo, pero p

n ni podemos darnos el lujo de subestimarlas, ¡ma

a de las militares, Huan Yi, nos bloqueó el paso para informarnos que las

ir con las normas. Se ba

a envidia de otros, pero estábamos dispuestas a demostrar que éramos capaces de superar cualquier desafío que se nos presentara. Nuestro espíritu indomable no s

un abrir y cerrar de ojos, Nina ya me había tomado del hombro con f

stente y me bloquearías el paso, ¡solo eres una p

tundente. No pude evitar sentir cierta admiración por su habilidad para desarmar mi actitud indif

n cuanto a ser solo una que habla, te aseguro que mis palabras pueden ser tan contundentes como mis

avecinaba. En ese momento, supe que estábamos destinados a enfrentarnos en un juego de

tra danza de voluntades, donde ninguno es

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