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Historia

Capítulo 4 Adolecer

Palabras:2234    |    Actualizado en: 19/02/2022

ítu

d

Le envió un texto a Ahítan para que me recoja. Pero pasa el rato y

, Susi está que dev

ez. ¡Y ya es más importante que yo! Está bien que sea su novia, pero me

or enterarse que llevo una navaja en mis bolsillos, mido menos que un pitufo y llevarme sería muy fácil, aunque nadie me quiere, soy una persona. Los autos pasan de forma veloz, yo sigo pensando. El viento sopla su nombre y me afecta muchísimo,

mente reacciono. ¡Vayan a la mierda, putos!

tas a las que voy; borrachos en el patio delantero, muchos vehículos aparcados en el frente, la casa súper llena, adentro personas alocadas, posiblemente con toxi

ar, pero no quiero hacerlo. Estoy vacía, no siento nada. Quiero dejar de

eso es. Hace un tiempo Susi me contó sobre una casa del árbol que su padre le construyó hace un par de años, ya no podan el árbol así que

mira están demasiado ocupados para notar mi sufrible existencia, en parte les agradezco a pesar que mi interior grita a todo pulmón. Con poca dificu

rece que los criados de la familia de Susana limpian todo, hasta esta parte ignorada de la c

que est

e─ casi muero

ico. Lo que me faltaba, mejor trato de marcharm

No soy ese tipo de chico

Cod

s la princesa que no

una princesa y te voy

descansan en la madera que nos salva de caer al precipicio. Debo admitir que es lindo, la oscurida

debes una

io? ¿Por qué

de Susi, ella me invitó. Y en mi def

incesita. Creí que eras un chico

si soy un chico bueno,

─ no esp

y hoy...solo quiero olvidar hoy─ le da u

uramente termine tan borracha que

brio y no puedo cerrar la boca. Hoy mi mamá ten

so e

acompañara a su quimio, pero lo único que hice fue salir por la puerta como un imbécil. La he dejado sola, yo...y

no es

l para abrazarlo. Lo resiste un segundo, pero luego lo acepta y me toma con fuerza. Huele asombroso. Juro que no puedo creer mi respuesta ante semejante acción de un chico al cual prácticamente no conozco, tal vez si soy buena gente, muy en el fondo debo serlo. Por extraño que parezca siento alivio y mucha paz, debo de admitir que yo también necesitaba un gran abrazo,

e aparto y él como buen chico educado mira hacia el balcón y suelta todo el exceso que tiene encima, seguro alguien quedó decorado con vomit

ieza a dar muchas vueltas, veo vagamente como Codi está dorm

. Quiero dorm

a a doler el culo si te

rta, quie

p. V

e la cabeza quiero dormir. Me acabo de

calones. Me quedo sin palabras, jamás me había levantado luego de dormirme en una fiesta, observo con asombro a todas las personas dormidas por donde sea, hace frio, pero parece que el a

xtraños los cuales ni loca piso. Subimos las escaleras, pasamos por un par de puertas y llegamos a una no diferente a las otras, pero el chico se detiene, la mira un momento y

sienta en la cama libre, yo lo miro desde la puerta, con su mano da unos gol

ión con dos camas? ¿o con un

ni otra habitación, ves esta cama, por

ence─ me cru

l como quieres, pero siempre cogen

mas bacías sin embargo es usual despertarte a cada

anda y busca otro cuarto

red, y no quiero que intentes nada

princesa. Ven

mos a acomodarnos, esto es muy molesto. Al revés no, seguro tiene un terrible olor a pie

va a funcionar. Teng

a y ahora quieres un abr

a dormir cómodos y sin caern

nto. Ven

ste estado hace que este individuo sea prácticamente un objeto dominante. Pasa su mano por mi espalda erizándome la piel, vuelve a hacerlo y me estremezco, sé que lo nota puedo sentir sus labios evocando una sonrisa sobre mi frente, el pendejo sabe que está bueno. Vuelve a pasar su mano esta vez llega más abajo, rozando mis caderas. Ya está suficiente, levanto la cabeza con suavidad y lo miro. –Basta─ le advierto y él se disculpa. Me acomodo un poco y Co

tas─ su

empiezan a cerrarse

─ él también empieza a

qué te

é. Solo me gus

ta perfección que siento ahora, normalmente lo golpearía por decirme esta pendejada. Sin embargo, se acomoda y se acerca aún más a mí, no lo aparto, estamos tan cerca que siento su respiración en mis labios y sus laditos junto a los míos. Cruzamos miradas, dudamos una milésima de segundo

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