n salto, estaba feliz, había conseguido un trabajo, bueno, no era un hecho aún
na chaqueta de listas negras y blancas haciendo juego, unos estiletos altos color negro y una elegante bolsa que le había prestado Josephine
r hermosa. Se veía diferente a la chiquilla que siempre representaba. Pese a sus
ien sus padres le habían comprado el departamento en una buena zona de Nueva York, tuvo que tomar un empleo de medio tiempo en un lujoso restaurante. En
Robert, para ese entonces lo era. Robert es hijo del dueño, así que le pidió a su padre como
eline era muy inocente, por lo que Josephine se encargaba de persuadirla m
o que persistencia en el tema la hacía sentir incómoda, en sus salidas el chico tra
de uno de sus amigos. Era en su residencia por lo que le hizo ver qué no e
ente pero no boba. Cuando las dos chicas llegaron el rostro de Robert se desencajo. Sus pla
on él, pero ella se negaba, decía no sentirse segura, así que el jov
que dejara todo así y se marcharan, pero ella insistía en arreglar el asunto
nes. Y así fue. Subió a la segunda plata de la casa y abrió puerta por puerta hasta encontrarlo
e estaba cansado de sus rechazos. Que él quería sexo con ella
se ánimos, no se detuvo a discutir con él, no valía la pena hacerle escena de celos a un canalla com
erdiera el lugar por pagar las deudas que su estúpido hijo había adquirido con criminales. El dueño l
canzaba para sus propios gastos. Esa era la razón de buscar un mejor empleo, y si en el hotel l
sudaban y el corazón le palpitaba muy rápido. Entro al hotel saludando al conserje con una linda so
o vio el ascensor abrirse. En su intrépido proceder no vio al hombre con el que
ujeto-. Por qué no se fija por
hombre agachándose sin reparo alguno y reco
ja de la vergüenza-. Lo lamento mucho, es
, pues él también estaba arrodillado en el elegante e impecable piso
llegaba más allá de lo imaginable. Sus ojos bajaron a sus rosados labios que se mov
o estremeció, por segundos se perdió en la azulada mirada de la chica y su mente descansó en sus
café ¿Cómo le gusta? -preguntaba ella entr
único que log
ar y compensarle el que le hice perder
io. Su torpeza me hizo perder las ganas de tomarlo -
ante las feas y ofensi
pe -afirmó con enojo, quería hacer a un lado
ún tipo de emoción hacía una mujer, eso lo
a de esa manera. Sintió un coraje que le hizo hervir la sangre y sin
al, pero con la humillación no se iba a quedar-. Le acabo de pedir disculpas y le ofrezco pagar su café, per
al ascensor y presionó el bo
coraje. -Esa chica sí que golpea duro -pensó-. Espero no volverla a ver, p
presa de alimentos experta en nutrición. Quería que su hotel manejara buenos estándares alimenticios y su chef
el nuevo proveedor, por lo que a la hor
puerta le hicieron
e -d
Christopher le hizo lanzar un pesado suspiro, se arrojó en la
mal -r
edad ¿Qué te pasó? -q
ón por el logro alcanzado-. Y mal, porque una tonta tropezó con
ante cambió a uno de enojo total, mientras se llevaba l
ue te dañes la mañana no crees -di
ndo le dije que sus disculpas no valí
r del universo y del inframundo. Pagaría p
uceder. Espero no volverme a topar con e
ue ya te tengo secretaria. Se ve que es muy buena. No tiene
a ser un punto a favor, dime? -quiso
de otros empleos -le aclaró-. Mira el lado positivo, se ve que aprende rápid
eles y dile que pase, quiero saber quién es -Christopher le entregó la carp
ministros alimenticios, por lo que al levantar la vista para ver a la muj
ecir que el jefe era un maldito ogro. Pero ella no contaba con
os y se lanzaron una furios
ijeron a
nocían? -pregun
dijo Boris frunciendo el ceño y a
nto señor Christopher, pero mi dignidad vale más que el dinero que me ofreció.
cerrando la puerta con cuidado. Suspiró pesadamente, al sabers
za embargó su corazón y las lágrimas se acumularon en sus ojos. No se iba a permi
lmarse mientras bajaba hacia el lobby. Seguiría buscando, empleos