o de
a arrasando con su hogar, también arrebataba la vida de varios de los ancianos del clan sin que
c-tor, no se pudo hacer más. Al menos, la carpa del rey estaba lo suficientemente lejos de las demás y eso evitó
gras nubes ta-paban el sol, parecía com
familias más emblemáticas; se estaba tratando un tema muy especial, por
ey ―dijo Bavol―, ¿q
omar el puesto ―respondió D
que este momento es de mucho dolor para ti, pero tú eres brujeal uliyilia , de familia real, nuestra casta e
arado ―contestó el j
para que otro tome tu puesto. Otro con más experiencia en
del legado de mi padre ―co
otro―. Un rey no puede poner sus emoci
cho, que había demostrado hasta ese momento sensatez y lealtad al clan, se convirtiera en su rey,
reocu-pes ―le aseguró Dima, ella era la más pode
deció y luego se lanzó
o verás ―respondió la mujer con todo
alegría, siempre pensó que sería un rey muy viejo y que su padre viviría muchos años
espalda, no sabía qué decir, él mismo sentía en su cora
e eso estoy seguro ―aseguró V
corazón se debatía ent
s zonas del país al enterarse del siniestro, las caravanas llamaban la atención de los
ue con un extenso mar a sus pies, solo poseía unas pocas playas y la mayoría para el sec-tor sur, por lo que el sitio de los gitanos consistía
omentó Raúl a su esposa mientras pasaban en el transfer por
del otro día ―contestó
l dijeron qué había p
unos hablan de un atentado, pero ya saben, nadie va a hace
an personas ―murmuró
señora dijo que mejor se hubieran quemado todas las carpas con los g
i-mo con los grandes puede pasar, pero... ―repuso Si
ruel, que eran personas y que había niños. Dijo que m
chilenos ladrones
los solo estafaban, que eran sucios y todo lo que dicen. Yo no qu
sas muertes. Sabían que quedaría así, que ni siquiera inves
ecesidad. Trabajaban un tiempo en Antofagasta y luego se iban a atender a otros lugares de
ir ―dijo Silv
necesiten algo y
en-filaron de vuelta al otro lado de la ciudad para v
uien había sido atendido muchas vece
nosotros acabamos de llegar del sur y quisimos venir
tor, mi
de los fa
io fue en
anos fue el incendio? ―Se sorpre
o fue un accidente. ¿Quién querría matar a m
reguntó el doctor sin r
mi padre, aunque no
-bre sensato y maduro, estoy seguro de que lo harás
go chara, me tendré que hacer otra, pero estoy en la c
tanto ―dijo
racias por estar aquí, sign
tedes han sido importante
bien a ese matrimonio de médicos, al revés sí, les habían dado atención y m
matri-monio; el hermano de Mirko, Spiro; su hermana Milenka, y el esposo de esta, Melalo. Recibieron al mat
, es un duro golpe para s
ndo ―respondió Me-lalo―, Vadim tomó
en a su hijo, tiene buenas relacione
ondolencias a las familias y se dirigió directo a Vadim
lo con sarcasmo―. ¿Qué sacamos con que venga el al-calde o e
cho a conseguir cosas para ustedes, como colectivo. Aho
on más experiencia en la vi-da, Vadim ni siquiera era casado, estaba comprometido con Dinka, sin embargo, aún no habían puesto una fecha para el
lvia ante el silencio i
uro golpe para ellas. Helia no ha querido salir, no ha podid
a ―dijo la doctora―, t
ka aún es muy joven y no sabe cómo lidiar con s
joven. Supongo que su m
año, después de eso,
pensar en eso ahora ―rep
dijo Silvia―
ue debemos pensar. La vida no termina aquí, aunque
, muchacho, el tiempo hará más llev
jo el joven con
se mucho, perder a un padre en tan ho-rribles condiciones es muy doloros
y nos apoyaremos los unos
preguntó Silvia a
ud de lo sucedido. Los más grandecitos vivieron la muerte de nuestra madre cuando nació Mar
e hacerte cargo t
e toca a mí hacerme cargo de todo. Por suerte ten-go a mi e
idad la que tienen encim
-ridad―. Sinceramente, no me gustaría estar en los z
no podría haber encontrado un mejor esposo
errumpido por Dinka que llegó corri
go? ―preguntó, pr
ó, no reacciona ―d
l se levanta
está?
Spiro y Mirko los siguieron. Melalo se quedó viendo cómo se iban. Kira y Melinka también salieron de l
enó el doctor Valen-cia―. Creo que
d? ―afirmó
gue-mos, la atenderán y no tendrán que esperar tant
doctor ―resp
de tomar el bolso de Helia, la guio
, todo saldrá bien ―la
mamá no quiere v
e tiene
era mi papá y ahora que no
r el espejo retrovisor a su
de el incendio, las emociones están a flor de piel, ya verás que
, no te dejaré sola ―afir
―. Nunca estarás sola si estás
por la muerte de su padre, tampoco por la inminente muerte de su madre, ella tenía un secreto que no