arte del brazo. ¡Despué
del saco era suave y a la hora de terminar enganch
nosotros no teníamos que formarnos a esperar que nos dieran acceso; simplemente nos acercamos a los guardias, ni siquiera buscaron algún nombre en la lista para dejarnos pasar. La gente nos miraba, más bien lo miraban a él. Nos tomaron muchas fotos y mis oj
muchacho muy importa
una ris
e sí, soy alguien conocido,
det
no? -pregunté
tú no te sien
ad a las personas. ¡No sé! Ángel
tomen fotos. Para serte sincera, creo que nunca me
bienvenida. ¡No pude evitar sentirme emocionada al ver la mesa de los bocadillos! La recepción era amp
-le dije señalando a la c
rito repleto de bocadillos. Queso. Ja
comer pri
s hambre? -
ente, per
o tengo mu
a por probar todos los bocadillos, m
onces quiero sal
íamos enganchado
algunas personas cenando. Solté el brazo de Ángel segundos antes de que él llegará hasta su madre. ¿Quién era ella? Su madre era una mujer madura, su
ches mamá! -
de su silla y ambos intercambiaron una muestra de afecto. Ella le envolvió co
e no ibas
miradas estaban sobre mí. Yo simplemente estaba sonriendo, mis pensamientos s
estoy. No podía perderme el compromiso de
emán para que mirará h
ahí. Bailan
ucho menos sabía quién era Jacob. Au
uí? -Pregunto la señora con muc
os habíamos presentado y ella ya me esta
iba a hablar, per
cordial- Mi nombre es Ka
ra saludarla. Ella me abrazo muy cálidamente y me sorprendió el hecho de estar recibien
y contenta de verte -acerco su boca a mi oí
e hizo sonreír. Nadie más había escuchado aquell
olo so
uro, entre los cincuenta o sesenta años me
bre seguía sentado en su silla, sost
usto
, un hermano de él estaba sentado junto a su esposa. El
ue el que servían en el prostíbulo. De vez en cuando había clientes que preferían beber vino en lugar de cerveza y
r. Le pedí que me sirviera un poco de arrachera, chorizo, qu
en ese carrito? -l
Ángel se em
se comen tortillas,
aduro y el sonido de su risa tam
no traigo tortillas, pero si
aba mirando y parecía muy a gusto. Sus padres habían salido a
un taco de carne? -
un taco de carne, pero ahora
rdó ni cinco minutos en traerme mis torti
ias! -l
le -dijo el hombre e
daba un sabor exquisito. En el prostíbulo era muy raro que nos dieran carne. Si acaso solían darnos carne
tá muy buena! -
hecho un t
cos y voy por el cuarto. ¡
alsa y parecía no darse cuenta. Sin dudarlo, tomé una servilleta y
un poco
! Gra
na
a por diez o quince centímetros (aun con los tacones que yo traía puestos). Bueno eso no era lo importante. Sus
or acompañar
nr
y tú me invitaste. Después de toda tu ayuda, creo q
ba dibujando una sonr
ta de que haya traíd
lla nos estaba mirando y sonreía. S
que simples amigos -no pude evitar sonreír j
és de todo, esa parte de ti es algo priv
de una forma curiosa. De pronto él quería que
eo que necesito tiem
asi
n. Él tiempo
uedo quedarme má
pareció. Su mir
tú estés conmigo, después de todo, ¿a
resulta que hay cosas que tienes que arreglar para no perjudicar su buen
echo de perjudicarte. Después de todo parece que además de ser un buen muchacho, tú e
a poniéndose a
gún problema? ¿No te he di
en
ulo y entonces lo logras pero, casi, por poco te vuelven a encerrar. Y de pronto cuando la esperanza está por romperse, aparece un hombre y le pides ayuda y no te la niega porque resulta que él es bueno. Tú le pides que te deje, que continúe con su camino y él se niega a dejarte aventada por ahí, por qué este hombre bueno está dispuesto a ayudarte. Aceptas su ayuda. Te lleva a su cas
zaban a ir hacía sus lugares. Nosotros segu
sabes? creo que mereces una buena vida y me gustaría ayudarte a tenerla. Si algo malo fuese a pasar
arte de una emoción de mi corazón. Él era una emoción que no sabía cómo explic
rdad. ¡Som
nadie bailaba, solo nosotros en la pista charlando s
ir a la mes
es de chocolate, fresas en brocheta, gomitas picantes, mentas, fruta enchilada
todos los dulc
s segur
e dulces y te diré algo, l
podía comer eran los que me regalaba la chica que me enseñaba a leer y sí
vecharé que ya m
ugerido. Ángel me dio un algodón de azúcar, era de color a