árbol
aba sola en un bosque oscuro, el viento hacÃa susurrar las hojas en una lengua olvidada, las ramas crujÃan y
hamuscadas esparcidas en todo el lugar. En el centro, se alzaba una estatua de mármol negro, perfectamente tallada... de su padre. Lord Verrochio, des
a, pero la estatua cobró vida y la estranguló... Los dedos de piedra se
su madre. «Lady Annie» se llamaba su madre... Cuando su padre la m
rdas mucho a ella, no lo culpes. Puede parecer un hombre frÃo y déspota. Pero su amor por ti
, como regente. Incluso, tras perder casi todo el brazo en el accidente. SeguÃa sonriendo y llevando el manto del alquimista con orgullo. Tal como se
ado de alquimistas. Desvelando secretos. Los habÃa escuchado, desde su habitación, a través de las delgadas paredes. Ell
alquimista bajó la voz y
scuchó otra voz.
as otras dos-... En los secretos de los antiguos reyes. Existe el poder
y sec
encontró y regresó. Nadie sabÃa dónde se escondÃa la fuente de aquel conocimiento prohibido. Todo comenzó alrededor de ochocientos años atrás. Cuando ocurrió el primer levantamiento de los dragones. La alianza de los Wesen y los Scrammer contra los Sisley, donde ambas familias sufrieron pérdidas y los Wesen se extinguieron. Pero eso fue hace centurias, y
fia Antigua... Todos los grandes misterios que los alquimistas luchaban por rememorar. Durante su mandato, el rey Julian habÃa prohibido la alquimia. Muchas prácticas habÃan permanec
ulián-habÃa escucha
abrÃa ante ellas con una alfombra de baldosas relucientes. Los adornos colgaban por doquier: luces coloridas atenuadas por el atardecer, listones, linternas, blasones y tiendas. Las
nie. Últimamente, habÃa crecido unos dedos y el busto se le vislumbraba bajo el vestid
Pero, Niccolo siempre decÃa que Annie era más astuta
ras el suelo se encendÃa en fuegos verdes, azules y dorados. El mago errante disfrazado de hojas, tomó un trago un brebaje y escupió a una antorch
pensamientos-. Lord Milne contrató una gra
de libros de su padre. Ella también provenÃa de una antigua familia de magos del Antiguo Continente. La leyenda de origen de los Verrochio, a diferencia de los seres de luz de los Leroy. Contaba que eran los hijos de hombres y ninfas del bosque. Aquellos héroes de la antigüedad que sedujeron a las hermosas habitantes de las profundidades de la espe
o creciente en sus células en ocasiones. La energÃa primordial que se ionizaba con las imágenes elementales. La transformación energética. QuerÃa pedirle a su padre que la
a sus gruesos de tomos de teorÃas. Tesis de Proyección. Cuestiones de Evocación. Conversión Energética. Redescubrimiento de la Maeglafia. También les enseñaba conocimientos
aburrido... que busca cosas que no existen en las estrellas. Pero, la verdad... me asustó mucho, con sus suposiciones-subieron una escalinat
ltó una
or del amor, la pasión y el deseo. La luna refleja nuestras más sinceras proposiciones. ¡Es hoy! Todos en el Jardin de Etoiles lo profetizaron. ¡La noche de los amantes! Debemos decÃrselo. Niccolo suspira por Miackola. Siempre
r la euforia colorar sus mejillas cuando ambos se hablaban. Mia los habÃa acompañad
, Nic
mirada-. Ya sabes, Annie-se sonrojó con una sonrisa-. Quiere un poco de calor femenino. Desea a Mia, pero juega al papel del joven frÃo, que no ne
ceño. Sus cejas r
e la silla hasta Niccolo y arrancándole
la boca, ahoga
nspirativa-. No quieren comerse el uno al otr
illas se le
idió que se lo enseñará, él se sonrojo y no quiso volverle a hablar. El libro le enseñó que el hombre acariciaba con esa espada el ombligo de la mujer hasta que tenÃa ganas de orinar y le apuntaba al ombligo, de allà nacÃan los niños. Aunque el pipà no huele tan bien. Una noche
so. La fuente de la calle manaba agua cristalina y sobre ella, se erigÃa la estatua del Héroe Rojo. Un adusto e imponente hombre ataviado en una capa de piedra que lamÃa sus talones y ocultaba su cuerpo. Su rostro ceniciento de ojos ciegos custodiaba el Palacio de los Héroe
otado al Mago del FrÃo, liberando a la isla del crudo invierno asesino. Fundador de la Primera Orden de Magicians, se encargó de
salitre. Era un olor... embriagante. Estaban lejos del mar y aún asà esa persona portaba su solemnidad. Pero a su nariz llegó el pe
uro de tres varas de alto. ParecÃan más lúgubres mientras bordeaban las lindes del canal: habÃa animales extraños, aves de caza, serpientes de colores exóticos, gatos majestuosos y artilugios que
taban ayer-s
n una amplia mesa flanqueada por un gu
os. Viven en lo más recóndito del Bosque Espi
ecr
ualquier ofrenda con poder. Y ellos te satisfacen con sus brebajes, conjuros, te libran de una maldición, echan un vistazo al
tió un es
no acabar en cinta. La bruja siempre pide un mechón de cada amante. Es una mujer bastante joven. Su puesto permanece abierto al anochecer, a veces desaparece... Pero tiene un conocimiento del Mis
d. Una joven de cabellos plateados exhibÃa sus espec
Ãa a canela, nuez moscada, menta y duraznos... A sueños de verano y deseos enterrados. Aquel olor despertó una sensación cál
-Louis sonrió, pÃcara. A veces Annie dudaba que estuviera cue
que sea b
la cara-. Que va a saber un
mentada y alegre. El humo de la grasa subÃa en jirones por las guirnaldas. Cruzaron las calles empinadas, abarrotadas del gentÃo. Pululaban cantantes, titiriteros, actores. En un escenario empotrado dos actores disfrazados de Sir
olaron de ella-. ¡Manipulas fuerzas que no comprendes! ¡Voy a destruirte Mag
múltiples anillos con joyas y Maeglifos. Las capuchas rojas corrieron a él con espadas de madera, pero el anciano con un movimiento de sus manos convirtió a ambos en sal. O eso parece que hizo, porque en verdad los roció con sal pu
ra un mago errante de túnica y cabellos morados que hacÃa que sus sombras se batieran a duelo. Pero al ver mejor, notó que no eran sombras... Eran figuras lÃquidas de tinta que sostenÃan sables delgados. Las formas se movÃan, ligeras, con los movimientos del mago. En
Scrammer se enfrentaba a un monstruo reptiliano. La música de una manivela envolvÃa aquella caja. Los niños se sentaban mientras la mujer entonaba las voces. La marioneta de Seth le
plagado de estantes con toda clase libros, tanto en el idioma antiguo como el nuevo. En el segundo, se exhibÃa el cristal y las habitaciones de los Brosse. En la terraza se podÃa apreciar el firmamento estrellado y
gaminos. El resto de la biblioteca estaba desolada. Al parecer, ellas eran las
Annie -l
iturno, intelectual, solitario. TenÃa el cabello y los ojos cobrizos. Esa tarde llevaba una túnica gris de largas mangas que le llegaban a
Louis tocándole el b
en Puente blanco, atravesando el Bosque Espinoso. VivÃa con su otro tÃo Marcel Brosse, un enorme guérisseur reconocido en Obscura por sus conocimientos. El otro, un cuentista y cronista de renombre. Niccolo impartÃa clases de historia, matemática, filosofÃa, geografÃa, a
renuente de las demás personas. Annie no sabÃa que habÃa causado, que él terminará de esa forma. Aunque...
uma iba y venÃa con una caligrafÃa majestuosa mientras firmaba el papel impreso. Mojó la punta e
bÃa dibujado durante aquellas mÃsticas noches con su catalejo. Últimamente, Louis iba a visitar con más frecuencia al escribano que todos los demás. Debido a que retomarÃa algunas clases. Después de comprobar el cálc
el Antiguo Continente
il años?-corroboró Loui
onspirativo, miró a l
nes que transformaban la esencia en energÃa manipulable. Le encantaba la historia de la isla. Las guerras, las traiciones,
¿
de las primeras guerra
studiamos e
lo as
o en funcionamiento-
Incur
nte acudieron imágenes de batallas y héroes.
s... muchÃsimo más. Se cantaban otras canciones y se creÃan en otros dioses. Las tribus vagaban por el mundo libre. Escribiendo sus leyendas y construyendo a las personas que sobreviven hoy en dÃa. En esos tiempos, una revuelta provino del oeste. Del otr
de conquistas, masacres y tempestades. Las historias que se cuentan de aquella época, en su mayorÃa son relatos orales.
n era apasionado
los sucesos-. Las tribus nativas se vieron esclavizadas. Sus tierras pertenecÃan a extranjeros. Sus creencias fueron erradicadas. En aquellos tiempos violentos, de tribulación y miedo. Las tribus pactaron una alianza bajo el liderazgo de los Sisley. Los Brosse de antaño que volaban sobre alicantos-miró el pája
aron y se asentaron junto a un reino próspero. Fue el primer rey de la Tierra Antigua. El nacimiento de una ciudadela donde convergÃan lo
por la diferencia de clases sociales. Los linajes, el mestizaje y los prejuicios. Las constantes expansiones de los enemigos destruyeron el imperio que forjamos. Nuestro reino acabó en la ruina y nos arreba
s que buscaban destruirnos. Rodeó las costas con corales afilados, para evitar que los barcos enemigos atacaran. El Rey Exiliado llamó a esta is
raba por las ventanas. El recinto estaba obscuro. Nicco
a noche d
staba impregnado de carne asada, especias, almizcle rancio y Lujuria quemada. Rememoró el sueño que tuvo cuando llegó a casa, estaba sola. Se tiró en la cama y se echó a llorar, se ponÃa emotiva de la n
vieron sus imágenes cósmicas, separadas por la bestia negra del anochecer. Bel adoró las creaciones de la luna: figuras femeninas, plateadas, hermosas y misteriosas. Al no poder tener a su amada... Plantó las semillas de los primeros hombres en la superficie de la luna, siendo alimentados por los polvos estelares. Crecieron hombres, fuertes para proteger a las mujeres, débiles ante su belleza y sabios para comprenderlas. Los dioses les regalaron la vida, y ellos transformaron la creación... en el amor perdido que ellos se profesaban, pero no podÃan otorg
a puesto un ligero vestido morado y sandalias de piel, atadas con cordones que le llegaban hasta las rodilla
igura mostraba demasiado para su edad. Pulseras de plata en las
n una sarta de cuchillos en las manos. Comenzaron a hacer malabares, para el horror del público... Todo el mundo miró asombrado la destreza de las manos de los malabaristas, los cuchillos volaban en cÃrculos y eran atrapados. Hasta que se subieron a los hombros de un tercero, vestido de dorado y negro con una máscara de chacal pintada de oro. Louna mueca cuando la probó. Luego el muchacho se lo ofreció a Annie y la pro
e estaba dejando crecer el bigote, pero apenas era una pelusa en su labio superior. TenÃa un
ueño era ser magician y su familia lo apoyaba con orgullo La varita fue a parar al colosal roble que reposaba contra el edificio vecino a la biblioteca, un ancho
ro una rama estaba podrida y se quedó en su mano mientras caÃa... Escuchó como su cuerpo aterrizaba sobre el brazo con u
n retante. Una mujer de la multitud se acercó con una fina espada que brillaba con la luz del espectáculo. Jean abrió la boca como un idiota cuando la mujer se desnudó, tenÃa piernas musculosas y unos grandes pechos de pezones rosados, su cintura describÃa una grandiosa curva. El fino vello corrÃa desde su intimidad escondida hasta su om
. En sus ojos oscuros se reflejaba el reproche y la tristeza.
anos. Los árboles de la plaza se movieran de su sitio. Los hombres envueltos en disfraces de hojas cosidas se adentraron en su cÃrculo de fuego creado por braseros. El espectáculo de los magos errantes era muy vistos
la cuerda de una lira. Una nota aguda
cará un pedazo de su alma. Era el mismo rubio que vestÃa de blanco y morado. No sabÃa si era un mago... su esenci
rte que ya ten
erdo vive aden
n que está perd
enta que ha caÃd
de allà eran pocas, amantes entusiastas. Unos ojos luminosos se acercaron a ella con rapidez, dio un respingo. Un gato
texto para acer
n tal vez pare
odo el coraje q
te lo que nun
viejo fresno, parecÃan succionarse los labios. Devorándose con soltura. Ella estaba sola, sintiendo un frÃo cada vez mayor y una soledad repentina. Pensó que todos tenÃan a alguien, excepto ella. Hast
rdate
razón busca
mil besos e
hes de las que no te
que jugaba con las más profundos engranajes de su mente. Retrocedió un paso, confundida, luego otro, asustada. SentÃa las
aldas contra Camielle Daumier. El cue
nimales, en torno a un cuello menudo. Camielle nunca le dio miedo, pero desde que salió impune de la vez que le rompió el brazo a Jean, le resultaba temible. TenÃa un aire perverso, habÃa leÃdo historias espantosas de los Daumier. Cuentos de magos negros y personajes malvados. Alegaban ser nahuales: personas que
con una sonrisa. Le sac
iell
trarÃa en el instit
l instituto?-Repl
onrió, lobuno-. Todos los Daumier estamos malditos, desde nuestros orÃgenes. Llevamos el pacto del demonio en la sangre. Tuve un tÃo que tenÃa un oso, pero cuando lo poseyó... estaba hambriento y se comió su cuerpo humano. También hubo varios Daumier en el Antigu
Bajo toda aquella superficie de demencia habÃa un brillante desquiciado. Pe
a sombra negra de ojos rojos se movió detrás de Camielle. Recorrió el filo con un dedo, se colocó el puñal contra la mejilla. La mancha roja parecÃa una lágrimle y su mirada de rubà hizo que se le borrara la sonrisa del rostro. No pasó mucho, hasta que Camielle se marchó. El joven se sentó junto a ella. VestÃa una capa negra con guante
vestido. Quizás fuera el afrodisiaco en el aire. Sus ojos llamaron los suyos y s
a. Con un sentimiento agradable recorriendo sus piernas. ¿Cómo se llamaban aquellas hierbas que quemaban en los
voz era un matiz
le salió en
dió su brazo y Annie lo estrecho
sus preguntas alimentaban la conversación. Ella le contó quien era Niccolo, de cómo Jean se cayó del roble y que le daba mucho miedo el cuervo de Camielle. Se olvidó por completo de Louis y de Jean, de su padre y de todos. Re
a?-Pregunto Annie, con tono cómplice. Qu
ro. El humo flotó, pálido, en toda la plaza y sintió
o cierto es que ella es el testigo de nuestra existencia. Ha visto a los antiguos nacer y morir. Imperios levantarse y decaer
ndo de rojo a medida que las horas avanza
ició una mejilla con aquellos de
intió sus rod
y bella sonri
pasaban volando, la atracción que sentÃa por él era inigualable. El nacimiento del amor estaba pronosticado desde que vio el brillo en sus ojos. Lo sintió... V
una desesperada tristeza. En sus manos llevaba un saquito de cuero con el que arrojaba polvillos fino
pecoso le alcanzó un largo cayado de roble rematado en oro macizo. Arroj
s bailaban, era flamas. Annie lo reconoció, era Julius van Maslow el Mago Morado del Crepúsculo. El espectro estiró los brazos ardientes en torno al mago morado. Pero, cuando se cerraro
ados a la vida otra vez-pronunció el joven.
bÃan y reinaban estruendosas carcajadas. Pasaron junto a uno dormido o... posiblemente muerto, que apestaba a ron. U
ue-. Espadas. Un duele de espadas. Don
nvainó un grueso mandoble entre palabras obscenas. Olió su esencia: pelo quemado y a incendios... Un demonio rojo. Las rodillas le temblaban con mirarlo, ese hombre debió haber q
omoplatos y describió un fiero arco, con un destello plateado que impresionó al público. Empuñaba una espada ágil y grácil, elegante, comparada con el grueso mandoble de Alfred. El magician de la cicatriz se quitó la capa,
cortó el aire con tanta fuerza que los oÃdos de Annie silbaron. El jaque siguió atacando, bailaba con mucha agilidad, evadiendo al hombre de la cicatriz que
herido, aulló y describió cÃrculos con torpeza. Sus pies buscaban al jaque... Dolorido, se acercó como una presa rab
roso grito se levantó por encima del escándalo de la multitud. Alfred parecÃa que iba a morir, por la forma en que se apretaba los intestinos salidos... Eran serpientes azules que salÃan de su interior. F
lló con Alfred Van Lene. El vino ardiente chorreaba sobre el perdedor, lamiendo
usurró unas palabras y de su brazo brotó una lengua de fuego dorado, que envolvió al jaque... con un quejido. El aire se cubrió de
iejos recuerdos-Annie intuyó un pensamiento flota
un reguero de sesos, huesos y sangre por los adoquines... uno de los ojos cayó cerca de donde estaba. Annie soltó un grito, y se dobló por la
mon
tio lejos del ajetreo y el olor ferroso. Cuando abrió los ojos... estaba lejos del ruido, de la sangre, de los hombres y las mujeres malvadas. De d
nombre?-Pregu
Sam W
de la mano. El guante era terso y duro-
problema
Sa
¿
la batalla. Ninguno debió morir... Ellos so
. El morir implica dejar atrás todo por lo que has peleado. Los primeros que habitaron esta isla debieron sentirse
hor
s o los magos errantes borrachos, retan a los magicians. El juramento otorga un comportamiento a la altura del estatus, que conlleva el ca
as como un héroe
rqu
n no estab
am se pasó un de
ban obsesionados
rillo húmedo cubrÃa su boca. Sus la
corriente energética recorrió su cuerpo a toda velocidad, dando vueltas y retumbando. Sus labios eran miel pegajosa y suave, tenÃan un afrodisiaco más poderoso que la Lujuria impregnado en la carne... Era un beso suave, quizás el más suave que sentirÃa en su vida. Sus bocas se unieron, existÃa pasión, ternura, gentileza... El calor le nació en la boca con un profundo ardor y
ando?-dijo
rán». Quemaba en la nariz. Su esencia hermosa era un perfume de rosas, mezclado con un
os por los dedos cálidos de Sam. Sus bocas se unÃan en una batalla de placeres. QuerÃa besarla, devorarlo, pos
fesó Sam... casi
Que aquel sueño no acabara nunca. Sam deshizo el beso,
susurraba. Aquellos ojos rojos lanzaban chispas ondulantes. La sensación de placer se volvió agobiante, la poseÃa, la tomaba, la estiraba ha
rró sin c
do lo que
S
mientras aquel extraño la tocaba. Bajo su merced... Lo sentÃa a través del cam
me entregues tu
os celestiales. No podÃa renunciar a las sensaciones.
-Preguntó Sam con una sonrisa lobuna
cabeza se removÃan fulgores hirvientes. Entre sus piernas sentÃa un c
so perdÃa contr
s espirales. Se lamió los labios en busca de aquella sustancia delirante
es