nd, Es
mana Giorgiana y añadió: "Mamá estaba preocupada por ti y al v
perdí la noción del ti
mareaste de nuevo? ¿Tienes fiebre acaso? –preguntó Kylie a su
lo un poco fatigada, por eso me sen
an decaída y desanimada? –preguntó Kyli
dad. No sé como explicarlo, pero los recuerdos
ías con el Duque de Well
en como ahora mi vida y la de ustedes, ha s
ico responsable es el Duque de Wellington, que no supo confiar en ti
mamá no viviría tan angustiada todo el tiempo por el dinero; ustedes se habrían casado con ricos terratenientes ingleses gracias a los contactos de padre, por su
Al contrario, tiene que ver con su falta de cerebro y su ausencia de buen gusto. Mira como me cambió por la esti
lo necesitaba hermanita. –
fue Adler Remington, pero, si él se da cuenta del engaño que fue lanzado en tu contra y de corazón se arrepiente, ¿Estarías dispu
amar al hombre que destrozó mi vi
e no lo odias. Al contrario, aún lo amas y te lastima amarlo tan profundamente. Tengo razón en lo que digo, ¿Cierto? –le dij
culpable y responsable de todo mi dolor actual. Lo amo tanto o más que hace dos años. Sin embargo
uque, pero, si tú lo amas y lo perdonas, estoy segura de qu
er, nuestro amor ya no tiene fut
carse a ti, él te ayude a vencer el miedo que vive en ti y, así, hasta tu salud
nuevo; y mucho menos, si se entera de lo que me pasó hace un año. –dijo Gigi con lágrimas en los ojos. "Estoy segura de
no eres la responsable de que te hayan... –dijo Ky, pero
donada e inconsciente en medio de una fuerte nevada, provocándome una enfermedad quizás incurable." -y di
stado con mis palabras. ¡Perdóname! –dijo Ky mientras levantaba de
ne futuro? ¿Crees que el Duque de Wellington querrá estar de nuevo conmigo si se entera que he s
n Hall, I
te que su exilio ha sido anulado. De alguna manera, trataré de convencerla de que r
ble para traerla de vuelta. –dijo Ethan Remington, Duque de Sutherland y hermano de Adler, quien
one, lo haré. Pero, les doy mi palabra de que Giorgiana Cavendish volverá aquí y estará
ellada dirigida a él. A medida que Adler leía la misiva, su pulso y su corazón se aceleraron frenéticamente y, debid
on, dejando atónitos a sus acompañantes, mientr