, un capitán leal y con larga trayectoria, quien había sido designado por el mismísimo general de todos los ejércitos de Moravia, Famir. La travesía por entre aquel bosque, h
braban vida gracias a los hechizos de los elfos antiguos. Estos árboles, según se decía, tenían la facultad de hablar entre ellos e incluso moverse con libertad, se decía que estos árboles eran implacables y violentos contra los hombres que osaban adentrars
por su devoción y eficacia, así que esta era una gran oportunidad para demostrar su valía y así ser tomado más en cuenta en la guerra que se avecinaba. Pero de igual manera, sabía que tenía una presión muy grande, el fracaso a
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funto rey de Britania, estuviera escondida en aquel bosque, llamado el bosque encantado, más precisamente en un lugar conocido como el "santuario de la madre Liris". Aquel lugar, nombrado en muchos de los textos antiguos y antiguas leyendas, era prácticamente un mito. Ningún hombre lo ha
upo con el fin de dar caza al Medio-elfo y el Kalijary, aquellos quienes ayudaron a esc
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Otto dio la orden para que sus hombres avanzaran con cautela, no quería sorpresas. De este modo, la sexta compañía del ejército real de Moravia, al comando de Otto Benavente, avanzaba y no dejaba ningún rincón de aquel bosque sin registrar. A pesar de las historias que se contaban, sobre aquellas amazonas defensoras del bosque y de aquellos fantásticos árboles q
su avance los hombres dejaban tan solo destrucción, árboles talados, la vegetación destruida, suciedad por doquier y lo que era peor para ellas, estos hombres no mostraban ningún respeto por aquel santo lugar. Invisibles a los ojos de los hombres, las defensoras del bosque no perdían de vista a aquellos soldados, gracias a que toda su vida la habían pasado entre aquellos árboles y conocían cada rincón y cada secreto de
dos en torno a algo que no podía ver, el capitán decidió bajarse del caballo y se abrió paso por entre sus hombres, cuando lo hizo se dio cuenta de la situación. En el
a, señor. Seguramente fuero
dio cuenta que las espadas, provisiones y objet
derecha y segundo al mando y le preg
s había visto antes-. Dijo Otto al examinar
andidos que andan por ahí-. R
ran unos simples bandidos ¿Por qué no se llevaron sus espadas y el resto de
n el terreno a unos 200 metros, que ningún rincón se quede si
rtalmente contra el suelo. El estrepito de la armadura del soldado chocando contra el suelo puso en alerta a todos. Pero nadie tuvo la oportunidad de reaccionar, pues al tiempo otras guardianas volaron en sus bejucos repitiendo la Azaña de su compañera, apresando a estos hombres que de igual manera terminaban cayendo desde alturas mortales. Esto ocurría mientras otras mujeres apostadas en los mismos arboles gigantes, hacía volar una considerable ll
s mujeres conocían muy bien el bosque y los árboles, la superioridad en número, en armas y en entrenamiento militar, finalmente inclinó la balanza en favor de aquellos soldados de Wenceslao. Una a una las chicas fueron derribadas de su bejucos y en el piso, aun heridas por la caída, eran rematadas, no había compasión alguna por aquellas mujeres. Al poco tiempo todas estas mujeres defensoras del bosque fueron neutralizadas. Como había sido la orden de Famir, no s
ia a una joven que a pesar de estar herida en la cabeza, se
con el cuchillo, las mismas que Otto esquivaba con habilidad ante las risas burlonas de sus hombres que lo rodeaban. En una de esas estocadas que mandó la chica, el capitán fue más rápido, esquivó el ataque, tomó el brazo d
es –Curadle las heridas y dejadla vivir. Nos puede ser
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a-. Habló Greta en medio de la al
ían derrotado a las defensas que se vieron superadas en número y ca
Preguntó la Señora Lía con un evidente
pondió –A medio día d
re Liris. Aquello era muy peligroso, Lía sabía muy bien por qué este ejército avanzaba hacia su santuario. Con la responsabilidad de todas las vidas que tenía a su cargo y cautela, la señora del sant
hable con esos hombres que mataron a nuestras h
os hombres tendrán que respetar este lugar santo-. Luego de decir lo anterior, la señora llamó a sus colaboradoras más cercanas y les dijo –vosotras iréis conmigo, me acompañaran-. Las mujeres haciendo una reverenci
sinceras, Kyra no podía dejar de sentirse cul
por accidente, niña. Todo en la vida tiene un porque. Vuestro destino fue que llegarais hasta nu
o puedo aband
son pruebas que la vida os pone para saber de qué estáis hecha. Ya habéis pasado por muchas cosas dolorosas y aun estáis aquí, cada día más vivaz y alegre. Ahora más que nunca debéis ser fuerte de cue
mujer –Greta, tomad a Kyra y otras dos chicas
preparó para obedecer como siempre lo hacía,
aguados de la chica, la señora la abrazó muy cariñosamente. Antes que Kyra saliera del salón acompañada por Greta, la señora llamó a esta última y hablándole al oído le dijo
elta se retiró a cumplir su misión, llevar a
las chicas, sacando del aturdimiento y la nostalgia a
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isfrutar de las pequeñas cosas, como ver el amanecer o el rocío cayendo y los atardeceres, el olor a tierra mojada y las fragancias que expelen las flores, a disfrutar de la hermosa vista de los arcoíris y cuando el sol se ocultaba en el horizonte dándole paso a la noche, y en la noche disfrutar del cielo despejado que dejaba ver toda la infinidad de estrellas, unas alumbrando y centellando más que otras. De esta manera los días se hicieron más llevaderos para la joven que con el pasar de los mismos conoció a todas esas mujeres y sus historias, de esta manera supo que muchas de ellas no habían visto la vida lejos de aquellos muros. Muchas, desde muy pequeñas, casi bebes, habían sido abandonadas por los campesinos pobres de las fronteras del bosque, estas eran las más afortunadas, otras habían sido abandonadas en el mismo bosque, muchas habían sido devoradas por las bestias salvajes, muy pocas habían logrado ser salvadas y traídas por las señoras al santuario. De esta manera conoció y valoró a todas aquellas amables mujeres que la rodeaban y que admiraban no solo por su belleza si no por lo que representaba. Para estas mujeres, Kyra era una especie de heroína que a pesar de todo el dolor y el sufrimiento que había tenido que pasar, había logrado salir adelante venciendo a los malvados hombres. Aunque los días parecían ser monótonos dentro de aquel
ndo por última vez aquel lugar que le sirvió como hogar los últimos seis meses. Ya jamás lo
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no sintió nada, la belleza de la edificación no lo conmovió en absoluto. Él, como todos los que lo rodeaban solo estaban cumpliendo una misión encomendada por su mismísimo rey, nada más. Al frente de su compañía de hombres, atada de manos iba la chica prisionera y que pese a su negativa pero intimidada ante la a
ue lo acompañasen con el fin de reunirse con aquellas mujeres. Así de este modo, el capitán r
-. Dijo la señora Lía cuando los hombres se aproximaron. –N
a las mujeres –Y sin embargo hemos llegado hasta aquí y aq
de igual forma, con una túnica blanca, de nuevo les habló a los hombres con cordialidad sin prestarle a
uien que nos interesa y no nos iremos sin llevarnos lo que hemos venido a b
bres de estas sagradas tierras-. La señora entonces azuzando a su caballo se le acercó al capitán y le dijo –Miradnos señor, solo somos unas viejas y pacificas mujeres. No sé porque habéis venido ni que esperáis encontrar aquí en mi santuario pero os dijo esto señor. Este lugar es sagrado, lo ha sido
ransigente y sin dejar duda alguna –Hemos venido a cumplir una misión y no nos vamos ha
santuario, señor. Me temo que aquello no os lo puedo permiti
ccionar a la señora, lanzó un tajo sobre el cuello de la mujer. El filo de la espada y la fuerza del tajo fue tal que cercenó el cuello desprendiendo de un solo golpe la c
án Otto Benavente, entraron al santuario de la madre Liris. Las violaciones, matanzas y demás vejámenes que se cometieron es