ví frente al altar. Me costaba despertar un día más; un cansino y repetitivo día más. Superar aque
Ni sabía qué hora era imposible seguir durmiendo oyendo las voces al otro lado de la puerta. Abrí mis ojos con l
ó mi mamá, tocando con sus nudi
e mis días, ya había olvidado las ve
la almohada. Luego lo destapé para agregar-: ¡Mamá entiend
fido al otro lado, seguido
mundo! -gritó furiosa y pude escuchar como
endía. Para nadie era lo suficientemente do
voz pausada, algunos segundos
ue cada noche que lograba dormir soñaba con ese duro momento, cada madrugada en la que conciliaba el sueño, aquella escena que quise vivir, aquel si acepto, aquel
ell vino
omo una dosis de adrenalina. Si algo necesitaba era hablar con Mell, mi mejor amiga
se abalanzó sobre mí apenas abrí l
zos me impidió contenerme, aquel calor que tanta falta me
maternal y salió de la habitación dejándonos
me tan deshecha-. En serio nena, po
que salían de lo más profundo de mi ser-. Mell,
bia-. Es un patán, un id
alabra, porque ella era experta en decir groserías-. Me siento terrible, me duele en lo má
a y se sentó en mi cama-. Pero no puedes seguir
adas; todo estaba oscuro y sombrío; álbumes de fotos esparcidos por el piso; algunas fotografías rotas; vidrios de cuadros quebrados; libros esparcido
abitación. Solo vislumbramos su sombra en la pue
e a una mesa, mi mamá se tropezó con uno de los álbumes de fotos. Afortunadamente en ese inst
ojada-. ¡Esto es un basurero! ¡No pareces un
la oscuridad y supe que ella estaba de acuerdo con mi madre. Se levantó y depositó
das, pan con mantequilla de maní -mi favorita-, huevos revueltos, d
os rayos traspasaron por el vidrio, dando luz a toda la habitación. Mis
uz ¿verdad? -interrogó luego de un cha
pidamente para justificarme-. C
con sarcasmo y rodó los ojos-. Aunque creo q
r expuesta a la luz solar me hacía sentir
rrada en la oscuridad y entre
n. Su presencia me inspiró confianza y no pude evitar decirle la verdad,
versiones de lo que pasó solo para no ser juzgada. Me da miedo dar la cara, explicar lo que ni yo misma sé explicarme. Tengo miedo de seguir
cho que me atormentaba en las noches cada vez que pensaba en lo que sucedería cuando to
ó. Extendió sus ma
r en éstas condiciones. Ya no comes, no sales, no te ríes y por lo que má
do, reseco y hecho un asco, mi piel pedía a gritos una crema hidratante y mis uñas estaban sin brillo, además de que llevaba un pijama viejo y desg
vida se acabó -musité sin ánimos, dej
con un cadáver o qué? Hello, nena. -Hizo un gesto con sus manos y agregó-: Tienes vein
mundo- interrumpí con
a o y luego me tomó por los
sola persona? ¿No te das cuenta que a tu alrededor hay más personas que ese imbécil poco hombre? ¿Tienes idea
ome en un tono bastante serio y preocupado, pero
, l
o te estás muriendo, literalmente, por culpa de un idiota. No tienes idea de
preparada para sufrir esta decepción, no era algo que yo había planeado v
. Pero si te pones a ver, estás viva, tienes una vida entera por recorrer,
n sentirte viva no es vi
veces las cosas pasan por alguna razón? Tal vez por algo no sucedió. No podemos forzar el destino, no pode
dejé escapar un suspiro-. Porque llevo quince días
necimos unos minutos así, en silencio y unidas. Luego nos separamos y Mell se acercó a la b
to está e
"después como" y el después no llegaba. Los últimos diez días mi dieta se había basado en helado
y comí, la saboreé como
o Mell con la boca llena, no entendía com
impiar mi cochinero. Algo inusual en mi vida normal, porque me encantaba mantener
o con satisfacción la nueva habitación reluciente y aspirand
derecho a alguna vez hacerlo. -Me encogí de hombros-. Nunc
í, cada cosa en su lugar y cada basura en el suyo -agregó y t
favor -supliqué y me apresu
tidio. Me observó con su típica mirada de
ervino luego de fruncir los labios con fuerza
ré con firmeza y los guardé
rdos, pero no creo que se los quieras contar a tus nietos, no creo que quieran saber la hist
ebró la voz-. Quizás no se los quiera contar a mis nietos, pe
verte mal- pidió arrepentida. Se acerc
y la rabia se apoderó de mí de in
odos! Teníamos todo planeado, nuestro apartamento, la luna de miel, nuestros planes. Cinco años a su lado,
io, no decía nada, pero
un hilo, no te miraban y señalaban. ¡Todo salió perfecto en tu boda! ¡Tienes un esposo que te ama y que no te hizo semejante humillación! -proseguí en el mism
ó con paciencia y resp
r otra vez como todos los días-. Discúlpame Mell,
ímida y jugando con su cabello como disi
lamara y me explicara por qué lo hizo, que me diera una razón para entender su desplante. Pero no, el muy
voz y su pregunta me asombró mucho, viniendo de
a buscarlo? -cues
sugirió con una
e dejé caer
murmuró-, pero no me enojo
cerré los ojos. Era im
a para matarlo, para vengarte o... para pedirle una e
er después de aquel giro traumático y decepcionante a causa de James, y claro estaba, tampoco sabía si quería una explicación o si quería acabar con é