, las facturas llegaban sin parar y eran mucho los documentos de préstamos firmados que estaban escondidos en una caja, detrás del armario. Adem
irmaba que era un gran hombre de negocios y que no fallaba en ninguna de sus inversio
bre todo por su madre. Eso nos causaba muchas discusiones a menudo, sin embargo, logramos mantenernos en medio de todo aquello, por cinco años. Pero ahora me mol
tres contratos de alquiler de distintos apartamentos, todos con su foto, pero con diferentes nombres y números de identificación. Había falsif
e la misma pregunta una hora después, sentada
n sabía la respuesta, pero me negaba a creer que James pud
es porque no le es suficiente uno para vivir -repuso y apretó mi mano por encima de la
no pude, y terminé llorando al recordar lo último que había desc
s-. Está solo a su nombre, nunca puso mi nombre en esos d
que pudo y negó con la cabeza y
a-. Te juro que es peor
en sus brazos que me
en un susurro y
ás -murmuré
ada, engañada y decepcionada de aquel hombre al que amé cada día durante cinco largo
con la profesora Miller, una apuesta señora de cabello gris
o lado. Se detuvo a observar nuestras obras y sonrió con
io una pincelada a su paisaje como si fuese una gran pintora-. Admito que
as enseñanzas de la profesora y estaba usando una de las técnicas más difíciles porque necesitaba esta
e capacitación gubernamental en el que nos inscribimos y, además, era gratuito. Era una forma de pasar el tiempo y hacer algo productivo, a
ros pasos, odiaba tener que separarme de la grata compañía de mi mejor amiga y por eso alargaba nuestros encuentros lo
reguntó Mell con una sonrisa, cuando se detuvo
sus ojos denotaba la alegría que sentía
isco a la galleta de avena que había comprado en la refresquería,
n la mirada perdida y en un tono filosó
todos esos días de profunda soledad, mi compañía grata, mi confidente y consejera
itió y se puso de pie para luego abrazarme por la espald
s padres y sentí una gran nostalgia. Mis ojos se cristalizaron al recordar lo dif
e entendía. Según había dicho, mis padres estaban arrepentidos y querían que volviera a casa, pero yo me rehusaba p
guntó Mell con temor al notar que mi observ
me encogí
o que al menos tengo derecho de quedarme unos meses por esos mil dólares que le di -contesté y bajé la mira
onó dudosa-. ¿Le dirás que descubriste la ve
ida -murmuré y cerré los ojos con fuerzas-, que no s
obrina -imploró cuando estacionó el auto frente al edificio y
sp
muero de ganas de salir
rido-. Ni siquiera sé si sea capaz de lev
¡Pero si es
espondí en
r dijo que tenemos talento y debemos celebrar -insistió con una sonrisa
zón para celebrar-repliqué y miré hacia el piso diez, en
esta-. Tienes vida, un hijo, una amiga y muchas cosas
guido de un suspiro y ella
da mañana -pidió y me guiñó u
observé por el esp
estoy? -pre
ocanada de aire
hazle honor a tu nombre. ¡Por favor! No pierdas tu glamour, no por un hombre -exclamó con sinc
roma-. Eso dolió -agregué y
cejas, como si intentara decirme algo. Luego, uno de los inquilinos del piso seis lo llamaron y se perdió por las escaleras con la escoba en una de sus manos y una cubeta de agua en l
necesitaba un tratamiento de hidratación urgente y mi rostro una exfoliación. Decidí que agendaría una visita
ron y salí a paso rápido. Iba tarareando una canción mientras caminaba y al llegar al pasillo me callé de f
ada, justo donde estaba el vestíbulo, había una mesa de madera y sobre ella, un jarrón de Irlanda, regalo de la madrina de James. Lo levanté lo más
tro. Podía ser un robo, aunque también podía tratarse de algún perro de los vecinos. Cuando llegué al pas
FBI realmente por mí?
rco de la puerta que ya estaba abierta, y en un instante sentí como todo
a puerta, tratando de controlarme para no correr y darle una bof
n y abrí mi boca en una perfecta o, llevaba todos los adornos de la habitación, incluso la enorme televisión y el equipo de sonido, los cuadros que nuestros amigos habían comprado co
girarse y ver que lo observa
y en un tono soez-. De eso
intención de abrazarme, pero yo fui más rápida y me alejé antes de que ll
reguntar en tono indiferente,
etrante, sus ojos me recorrieron de mis pies hasta mi rostro, y s
llevaba en mis manos una bolsa con la comida que cenaría-. ¿F
esta y bajé
s hecho, ¿lo único que te interesa saber es s
o estás? -preg
con la cabeza. Ya esta
nada y em... enojada -exclamé y cuando estuve a punto de decir que estaba esperando un h
alterada y muy conmocionada, no me había preparado ni mental ni físicamen
lla
planes y lo dejé todo por ti, te di parte para el abono de este lugar. Este era nuestro hogar, además, despu
cenas pasaron de una forma m
se detuvo frente a mí. Luego, pasó sus dedos de una for
resurarnos,
caer el jarrón, que de inmediato qu
explique todo, pero ahora tienes que irte, busca otro lugar donde vivir -dijo James,
nunciar porque me encontraba en un enorme c
as deudas, y he vendido el apartamento -agregó-. Pron
.. vendido el apartamen
de un insecto. Mis piernas se debilitaron y segundos después sentí como me desplomé, sentía que caía al vac