a de un marrón muy claro, casi beige y tenía atada una cinta morada al cuello. Lo abrazaba como si de ello dependiese su vida. Durante todo el tiempo que la vigilé,
ente. Cuando no encontré nada, me alejé de su casa y volví a la mía soportando la gran jaqueca que me había ganado. Me fui
sto hoy tenía que estar más despejado el día. Justo lo que necesitaba para
e. En este momento, pobre de quien se atreviera a
la chica caminar del brazo de su amiga. Hoy se veía llena de energía, parloteaba casi tanto como l
. Llevaba puesto un suéter de hilo negro como sus botas y de cuello en V, pero debajo llevaba una camiseta blanca. Sobre todo eso, una chaqueta negra con cierre pero que llevaba abierta. Hoy habí
luz del día, he de agregar- para ver si algún otro vampiro andaba cerca. Si encontraba algún r
instituto mientras las oleadas del alumnado se apuraban por escapar de esas paredes. Supe cuando ella estuvo cerca en cuánto mis fuerzas comenzaron a
lo más
o la única persona que tenía una cierta relevancia para mí apareció, ya pocos quedaban por los alrededores. Se quedó conversando con unos amigos, entre ellos la que yo ya ubicaba. Rachel. Yo
través de esa mirada hasta llegar a mí y hacerme sentir más débil de lo que alguna vez me sentí. Sus ojos estaban clavados en mí y no les
se doblaron dejándome caer al suelo, sólo me percaté de cómo ella se acercaba casi corriend
eso si iba al encu
s estaban flácidos y, simplemente, no respondían a las órdenes que le mandaba mi cerebro, era cómo si cada terminación nerviosa se hubiese desconectado y ahora funcionaran
amente. Genial, justo lo que me faltaba, si me encanta sentirme débil. La guinda de la torta sería q
r miedo? ¿Por qué no se quedó parada un minuto antes? Claro, tenía qu