olo por un corto tiempo, mientras sus ojos se c
nado su acalorada discusión, o t
ar ordenó, miran
temblorosa, porque no podía controlar mis emociones negat
ada ruidosa. Se pasó una mano por el
ero pensé que solo lo decía porque te contrató como niñera- sonrió y supe de
el que hablaba la señora Jess. No sa
niñera- respon
sus ojos brilla
iéndome la mano y dánd
exasperada de Balthazar que decía
i voz no era má
la cabeza ligeramente-
quí siet
ir a Ghyro bastante a menudo, pero ahora no tengo que hacerlo. Mi tía me envió
o, atrayendo la
espetó, sirviéndose otro vaso d
na respuesta. Salió de la sala con su vaso, y pronto se le pudo es
la que había desaparecido su primo- Él se volvió loco- Un suspiro escapó
las bolsas que se me habían caído de las manos y comencé a pone
mi nivel mientras se i
ra ayudarme, como me dijo la Sra. J
osa que nece
e un poco avergonzada que lo pondría a trabajar- Tal vez tam
casi se confundían con el blanco que los rodeaba. Cua
palabras, divertido- Veo que te tomas tu tra
edo- digo, metiendo los plátanos en
- completo
aminamos hacia la cocina, de
fícil- admití- Pero
reía de oreja a oreja al ver que en la noche estaría calentita, y por eso le agradecí m
e difícil, el fuego en e
o Tom mientras nos dirigíamos a
uré- Um, Tom, gracias por aceptar es
ido que no tengas idea de cómo hacer fuego. No para él
irándolo b
da, ¿qué pasó antes?- Le pregunto a medias, porque no sabía si estaba bien
repentirme de meter la nariz donde no era asunto mío. Estaba claro que algo estaba
es que Balthazar no siempre fue así. Era un tipo divertido, simpá
go lo habí
ares, sonreí para aliviar
familiares que no quería revelar ni hablar, por es
nos int
X
ar después de que Tom se fuera, en el c
o estaba tirado en suelo com
e a ir a tu dormitorio- Traté de levantar a Balthazar, p
í fue dejarme arrastrar por su peso y caer e
e sentía extrañamente agradable bajo mis dedos. Al mismo tiempo, podí
, sino cálidos, más bien acalorados. Me mordí la lengua mientras levantaba la mano a cámara lenta, como si dentro de él se estuviera librando una batalla entre el alcohol que nublaba su
lista te irás de aquí- sus
e de encima, me dije, luego sentí un hoyo en mi estómago m
garganta, separándome de él- Pero trata
ogré ponerlo de pie. Puse un brazo sobre mis hombros para
e dije sin aliento, porque este hombre no era
e seguir mi ritmo de caracol- Y, Celia, si vuelves a ll
ó su encanto rudo incluso cuando ap
guntándome qué tan bien dormiría Balthazar en
que terminarás en el infiern- sonreí, porque toda
se deslizó ent
aba bromeando, pero al mirarlo de reojo vi que hablaba en serio. Que él creía firmemente en e
razón por la que se emborrachaba día y noche?
ara terminar en el infierno- le confesé, de
siquiera quiero animarte a que me cono
aba borracho, porque no tenía sentido del afect
o me congelé cuando su mano agarró mi muñeca. Pequeños hormigueo
erior de la mejilla. Me miraba fijam
, pareciendo encontra
ué cuando estaba sobrio, o menos borracho, me echaba y me trataba
ntendía por qué lo estaba haciendo. Era mi oportunidad
uego giré sobre mis talones y subí a su habitación, bajé corriendo las escaleras con su almohada
ué estaba ha
iración era regular. No quería despertarlo, así que lo cubrí con cuidado. Con una mano temblorosa acaricié el cabello que había caído de su frente, maravillándome de lo vulnerable que se veía a
or varios minutos, contemplando to
tan duramente de sí mismo? ¿Qué tan pecador era? Recordé su pelea con Tom y tr
X
todos modos, fui primero a la sala de estar, esperando verlo nuevamente durmiendo allí, pero no fue así. Era como si nunca hubiera ex
No tenía sentido preguntarle a Balthazar qué quería comer, ya sabía su respuesta, "No me importa"
rme todo tipo de palabras malas e indiferentes o actuar como lo hizo anoche, hombre. No tenía aspiraciones de amistad, ni siquiera lo quería c
go la puerta se abrió de golpe,
e, era una idiota. Sus ojos eran exactame
reguntó con voz c
el infierno de tragar el nudo que se habí
espondí, tratando de sa
ego puso los ojos en b
e de mi respuesta, baje o no, i
firmé, sabiendo cuále
te malo. Voy a b
estaba lista para comer con él, en la misma mesa. La Sra. Jess insistió en que no lo deje solo cuando come, para hacerle compañía. Si ella no me lo h
ste asunto, lo iba a