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a
estoy consciente del todo, veo sus ojos brillando intensamente en medio de la oscuridad de la habitación, hundiendo sus garras en la carne de Charles, arrebatándole la vida y absorbiendo su sangre con rapidez, puedo percibir en él, la necesidad de probarla, los agujeros en su espalda producidos por las balas que el arma favorita de mi padre proyectó en él, sanan conforme el líquido escarlata entra a su sistema. Debería t
e todo lo que sucede a nuestro alrededor tiene un fundamento o explicación científica; clavó en
y explícitos, una de las razones por las que siempre odie el sexo. La imagen de mis padres en el acto me era desagradable, mi padre por su parte, era un artista consolidado y aclamado, que derrochaba talento como el dinero de mi madre y
mo conocí a Elizabeth, la mujer más exuberante que he visto, inteligente, temeraria; proveniente de una de las dinastías más poderosas de Inglaterra y me atrevo a decir que de todo el mundo, cuando ella vino a mí no entendí lo
eacciones en cadena que provocaron que mis más bajos instintos se activaran. Claro, para él no fue la misma reacción, no es que mi cabellera negra ébano y mis ojos color miel clara sean precisamente súper excitantes, pero él me sonrió, se acercó a mí y estiro su mano, al tocarnos, mi corteza cerebral comenzó a trabajar, para después alborotar mi sistema endocrino transformándose en una respuesta fisiológica vergonzosa seguida por ca
r, en cambio, es que, una vez que súper la verdad, ¿qué carajos estaba pensando en acercarme a él?, hay muchas respuestas científicas para eso, tal vez me sedujo su riqueza, el poder que poseía para poner al mundo a mis pies y satisfacer mis más bajas ambiciones científicas, su forma de intimidar a todos los que compartían una habitación con él. Pero cuando vi por primera vez sus ojos encendidos y brillantes en medio de la oscuridad, su semblante sombrío y
rte en obsesiones oscuras y rencores difíciles de digerir, científicamente, el cerebro entra en un estado de alerta y súper estrés, el sistema inmune se debilita, Ethan Kross, señalaba, que incluso algunas zonas de cerebro que intervienen en la generación de dolor físico se activan durante el