Ătu
an insensible y decirte que pagĂł por ti, como
o odiaba, aun cuando toda la gente lo miraban sorprendidos por su belleza
enfrente de una tienda que aún tiene una rocola y algunas bebidas descontinuadas hace más de diez años. Ruedo los ojos, al pensar que aquel hombre extraño
Gloucestershire, que está muy cerca del rĂo Coln y a 13–– kilĂłmetros lejos de Lond
ombre rico y guapo, me espera en su auto lujoso. Guardo los centavos que me sobr
no quiero estar al lado de Ă©l. Al entrar, Ă©l me mira por e
egunta aun cuando era o
oca la goma mascar y la pegué
as, es que yo te haga las cosas más difĂciles. ––Yo solo intento quedarme callada, aun cuando mi cuerpo hervĂa del coraje. QuerĂa contestarle con malas palabras
r para mantener mi mente ocupada, era ver la lluvia caer. No sabĂa a dĂł
mi mente, pero ya estaba agotada de todo esto. Intenté cerrar mis ojos después de aguantarme el sueño por mucho tiempo, per
dĂa ver el Big Ben y tambiĂ©n el palacio de Buckingham mientras el conducĂa, tambiĂ©n pas
lgo de optimismo mientras yo guardĂł silencio. Odia
evemente mi cabeza y vi a Demian saliendo del auto, mientras mi mirada se fija en una enorme torre de cristales bril
ente de mi ventana. Él me abre la puerta y yo salgo mirando a mà alred
o la imponente torre brillante,
on mis maletas en sus manos, mientras yo miro ha
ntarme con mi saliva. –– Tú vives aquà y me obligas a vivir contig
de tez blanca, que me abriĂł la puerta hace algunos segundos,
as y entras. ––Me ordenó
lones tapizados de cuero, el logo del apellido de Demian y todos los lujos del lugar, me di cuenta que ya no estábamos más
je azul con medias negras. –– Buenas noches, señorita.––Ahora
sar de que es su personal. Él va directo al
de este idiota, mientras Ă©l me mira sin parpadear por los espejos del ascens
mientras detiene las puertas del ascensor con su cuerpo ancho. En el pasillo no ha
etar algunos botones con rapidez. La puerta está abierta y pue
un sillĂłn. Yo no puedo respirar al ver tantas cosas en un lugar tan sofis
tras puedo ver que tiene una piscina dentro de su departamento. ¡Los mi
comenta mientras me mira tan curioso, co
gana, mientras intento no mostrar mi sorpresa a
––Comentó mientras suspira
ncantos de hombre guapo y rico. –– ¿Usted solo piensa en cambiarme? ––
do a hacer las cosas a mi manera. ––Dijo aventando su saco al sillón e ignorado m
no escuchara mis reclamos. ÂżAcaso solo
egunté una vez más a mà misma
ontrar algo apropiado, para la esposa de él hombre más rico de la ciudad. ––Dijo como si fuera más que importante, mientras que yo soy solo una mancha de estiércol entre los diamant
colmada, mientras intentaba mantener mis puños en mĂ. No
en mis oĂdos, mientras hablabas. ––É
mis padres. ––Exclame enfadada. ––Fue eso lo que les prometi
r vete a dormir. ––Dijo con la quijada endurecida. ––Tu cuarto está en el tercer piso, la segunda puerta.––Se veĂa b
o que yo, puesto que su apariencia es tan joven y fresca, pero no puedo evi
. –– Dijo con frialdad, mientras se desacomoda su corbata con desdén, luciendo tan provoc
nder porque un departamento que parecĂa pequeño desde afuera, fuera tan grande por dentro, pero trato de hacerme ent
e abrĂ la primera puerta. Mientras está se va abriendo, empiezo a tener mucho frĂo, incluso se podĂa ver una clase de humo en el aire, era como un congelador. PrendĂ la luz del cuarto y me encontrĂ© con un lugar lle
en el extranjero. AsĂ que algo preocupada, me dispuse a tomar la
ábanas eran de color menta. Al lado de la cama habĂa un pequeño burĂł de perlas blancas, mientras que tambiĂ©n habĂa un tocador de madera con una pequeña silla enfrente
itaciĂłn. La bañera era en forma concha y estaba en medio del lugar, lo Ăşnico malo que le encontrĂ© a este baño. es que tenĂa puertas de vidrio y todo se veĂa cuando uno tomaba una duch
pletamente vacĂa de ilusiones y deseos de vivir. DespuĂ©s me recostĂ© en esa cama
tan herida qué mà mismo ca
añana s
de ayer y con una jaqueca del tamaño del mundo. Yo misma aĂşn me siento una desconocida en esta nueva casa, asĂ que no dudĂł en mirar cada centĂmetro de la ha
a se empezĂł a abrir, asĂ que tuve que hacerme la dormida. No querĂa hablar con Demian,
entir golpecitos en mi cuerpo, asĂ que tuve que abrir los ojos. Gracias a dios no era Demian, s
–Me dice con mucho respeto, mien
entándome en la cama, mientras ella abrĂa mis
la señora Volkova. ––Yo misma no estoy contenta de llevar ese apel
ertarme aún de un sueño loco, pero pareciera que solo estoy
Me comenta como si lo conociera bien. ––
n? ––Ella niega con la cabeza, mientras yo la miro amenazadoramente. –– ¿Y usted me está pidiendo que no lo juzgue?
Volkova no es malo, ni siquiera lo he visto dañar a alguien más, que no sea el mismo. ––Ella se es
llamas? ––Le pregunté un poco más amable mientras qué puedo notar que es du
con su voz tan c
ojos bien abiertos. ––No quiero e
ido. ––ParecĂa conocerlo bien. ––Yo lo cuide desde que era pequeño, sufriĂł demasiado, porque siempre lo presionaban para que hereda
ada. ––Pero no puedo. ––Dije negando con mi c
os. ––Y ahora ve a desayunar, el señor Volkova quiere verla abajo. ––Me mira un
é cuando él se vaya. ––Le dije enred
me negara a bajar. ¿Acaso Demian era un asesino serial? ¿Por qué le tiene ta
e diré al señor Volkova qué está cansada. ––Me dijo nerviosa, mientras trata de hacerme sentir más tranquil
almente agradecida, mie
creerle sobre Demian, pero a veces es tan difĂcil
amás lo