par lo más lejos posible. Estaban a punto de embarcarse en el barco que los llevarí
ojados. Yo te amo -dijo Gael, sus mano
partido pero decidida, r
so en los labios-. Ya no importa el
la llegada de varios hombres armados que irrump
su hijo mientras comenzaba a disp
a un torbellino de movimiento y desesperación. Juliana, en medio del caos, recibió un disparo en el brazo y cayó al suelo, su grito
ael, viendo cómo Juliana era h
u mirada llena de fu
mblorosa, mientras se veía oblig
Desde su escondite, Iker observaba, llorando mientras el horror se desarrollaba ante sus ojos.
dio en su rostro, tomó a la bebé y la miró con desdén. En un acto brutal
a mientras abrazaba a Gael, quien la corres
humo envolvieron el espacio, y la nave se hundió en el agua. Iker, escondido, observab
n el arma. Justo entonces, Eugenio llegó y arrebató a la niña de
Eugenio con desesperación, buscan
frialdad, una sonrisa cruel en sus labios-. No p
, mostrando una indiferencia f
que subiera. Pero puedes matar a la
último vínculo con su amor perdido. La pequeña era idéntica a su madre,
ia había tomado a la niña después de que Juliana, herida, cayera al suelo y la situación se volviera caótica. Los
có con pasos apresurados, su rostro una máscara de angustia y furia. Al ver la de
voz temblando mientras exten
luego a Aurora. Su mano temblaba ligeramente al soste
, Eugenio -dijo Patricia con friald
tó mantener la calma. Sabía que cualquier movim
ta por el dolor-. No tienes derecho a hacerle
azo con el amor y la tragedia que había atravesado. A pesar de la pérdida y el dolor, había una chispa de esperan
grabo en su mente la mirada de Eugenio y