ol
ncipe azul, y conocí a uno el día que mi familia y yo aterrizamos en Nueva York. Él era mayor, pero no me importaba. Parecía que tenía 18 o 20 años. Era mi príncipe azul. Soy la única chica de mi familia y la princesa de papá. Tengo hermanos gemelos que tienen casi la misma edad que el príncipe azul que vi hoy. M
a. A menudo escucho a mis hermanos hablar sobre chicas. No tenía i
ombre es Lol
mbre e
me a ustedes
ne?-Le di una expr
ble cuando hace
nueve
a almorzar con él. Su casa era enorme, como un castillo. Tenían tantos trabajadores subiendo y bajando preparando una comida para él, como si supieran la hora exacta en que Dante comería su almuerzo. Me llevó al fregade
e a sus padres, y sonrieron. Su madre se levantó de s
a, como un príncipe debería hacerlo con su princesa. Me senté, y empezó a
demasiad
unny, para que pueda
no, ya que es mi príncipe azul llamándome, no me importaría.
*
ormir juntos. Compartíamos cama, pero nunca pasó nada. Él era como un hermano para mí, y yo era como una hermana para él, así que sí, y yo solo tenía 9 años. Me visitaba todas las mañanas y se aseguraba de que comiera. Las cosas cambiaron, y me convertí en su responsabilidad en lugar de lo que quería que viera. ¿Qué vería un hombre en un niño de 9 años? Me acerqué mucho a su madre, y íbamos de compras juntos y hacíamos cosas que una madre y su hija harían. Cuando cumplí 13 años, Dante era el CEO del Grupo Monroe. Conducía coches caros y tenía mujeres por todas partes. Pero nunca se conformó con ninguno de ellos. Eso no me molestó mucho. Quiero decir, prometió ser mi príncipe. Pero e
rfeccionista. Las cosas cambiaron un poco cuando yo tenía 14 años, no de su lado sino del mío. De hecho, solía tener envidia cuando leía sobre él y su última aventura en revistas o periódicos; después de todo, era mi príncipe azul. Aunque él y yo nunca habíamos ha