son sus calzoncillos tipo bóxer azul marino. Su cabello oscuro tiene ondas d
ebería estar parada aquí en la oscuridad, mirándolo como un asque
as a mí mientras se sirve otro vaso de tinto. Se lo lle
tra la pared
a nevera y sa
Q
en el mostrador m
stá ha
e no pued
delantera de sus calzoncillos y lue
os se
car
apaga la luz principal, dejando solo
a mano, desapare
monios
a de subir a su habitación p
h
i
i
C
pero frunzo el ceño y t
de nuevo.
la puerta y veo que comie
ren y me sient
de ducharse y lleva un traje inmaculado. "Estoy buscando a Samuel". Su mirada recorre mis pechos que cuelgan su
ugo la frente. "¿E
mientras hace un ges
la luz diluida de la habitación. Mi boca se abre. "Oh no, ¿qu
erte hombro. "Es un sonámbulo. Siento molestarte. Ahora tengo esto". Sale de la habitación con
e pobre niño. Vino aquí a verme y ni siquiera me despe
do? Oh, me siento c
para sentarme en el borde de la ca
cargo de cuidar a este niño, no puedo
aba buscando mi compañ
o que el peso del mundo está sobre mis hombros. Miro al
cia la ventana para correr las pesadas cortinas. Está aman
miro hacia abajo para ver al Sr.
después veo su Porsche salir y desaparecer por el camino de entrada. O
a trabajar
dem
el resto del día. ¿Quién hace eso? Bueno, al diablo con esto, voy a ir a ver cómo está. Probablemente esté arriba llorando
años, por el
a sala de estar y puedo oler los huevos que el mismo Sr. Masters cocin
y en la casa de un idiota rico y estúpido, preocupado
rviosa. Es lujoso aquí arriba. El corredor es ancho y la alfombra color crema se siente exuberante bajo
a una puerta que está ligeramente entreabierta. Miro a su alrededor y veo a Samuel profundamente dormido, bien arropado y apretado. Entro en su habitación y me siento a un lado de la cama. Viste un pijama de dinosaurio verde y azul brillante, y sus lentes pequeños están en su mesa auxiliar, al lado de su lámpara. Me encuentro sonriendo mientras lo observo. Incapaz de evitarlo, extiendo mi mano y empujo el cabello oscuro de su frente. Su dormitorio está limpio y ordenado, lleno de muebles caros. Parece que te imaginarías la habitación de un niño en