el labio. "¿Quién
fuerza mientras mirab
"¿Recaudadores
ió la cabeza hacia el hombre rubio. "Ella piensa que somos m
ortaría romperle los hueso
asintió. "Lo
favor, irme ahora? Todos estamos de acuerdo en que Brent es un pedazo de mierda. P
y sus sonrisas se desvanecieron. El pelinegro se mov
sus fuerzas. El hombre se tambaleó hacia atrás y Lauren se alejó corriendo hacia los contenedores. Una vez que llegó detrás de uno,
moreno que venía del otro lado del contenedor. Sus cuerpos no se
cio de esquivar sus manos, que tuvo que usar para protegerse la cara. Corrió hacia la parte
solo!" el
iva del almacén, pero una respiración pesada sonaba justo en su trasero. Uno de ellos estaba ganando terren
la puerta, con la esperanza de que golpear el pestillo de la barra la forzara a abrirse cuando su cuerpo también chocara contra ella. El dolor explotó a través de su pecho y un lado de su rostro c
o sacudía con todas sus fuerzas aterrorizadas. La puerta no se movió y se encontró aún atrapada. Ella se retorció, trató de alejarse de las manos. Él se negó
ras, un sonido aterrador q
tela de sus pantalones con los dedos de los pies. Siseó una maldición antes de hacer girar a Lauren para que quedara frente
ior de su cabeza. Le soltó el brazo y esa mano empujó con fuerza contra su espalda
tes de que te lesiones.
ealmente incómodo. Las lágrimas la cegaron por el dolor de su cabello tirado. Cerró los ojos, tratando de calmar su respirac
está
iendo eso. Solo tra
o suspiró.
oy mint
has tenido citas en un a
él le arrancara el pelo en el proceso. "Eso no fue una
con hombres? ¿Cuántas veces h
as cosas. Yo estoy diciendo la verdad. Puedes llamar a mi jefe. El
viamente no vas a renunciar a él fácilmente
ró solo hizo que su miedo aumentara. El hombre calvo estaba vestido exactamente igual que los otros hombres que la habían confro
ntes, sin emoción. Un escalofrío recorrió su espalda. Su mirada pareció volverse aún más fría, dejándola conmocionada, hasta que cambió su mirada hacia el gran m
s están nerviosos por esto y han amenazado
orar, pero seguro que no quería morir. La mano se cerró en su espalda, agarrando el material de su camisa. Lo usó para alejarla d
e daño, pero lo haré si no sigues las órdenes. Cami
taba era enorme, un verdadero monstruo de músculos. Habría luchado para libera
ren no estaba por
poner sus labios más cerca de su oído. "Ningún da
ó para contenerse de resoplar, temerosa de que él le tirara del pelo por e
ra fácil distinguir la camioneta comercial grande, negra y sin identificación estacionada a tres metros d
nt
trasera. No podía ver mucho sin las luces interiores, pero no trató de escapar. Se quedó demasiado cerca, su puño mantuvo u