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Historia

Capítulo 3 Dos

Palabras:3923    |    Actualizado en: 13/05/2023

"Noches en

, dejo que la llamada se perdiera esperando a que dejarán de marcar, pero tras dejar que sonara cinco veces má

reguntó con

iña -escucho a tr

insistencia no podía ser de alguien que s

dió ella para lueg

quería además de sus padres y amigos, después de la muertes de sus abuelos, esa mujer hizo lo posible para que s

una sonrisa en su rostro. La mujer de cincuenta años se acercó a Carolina y le beso la mejilla mientras la a

da y sin querer saber de nadie –dijo Carme

la, antes de hacer una

ana -respondió ella haciend

nsigo, al destaparlos el olor a sopa y también a té de manzanilla llego a las fosas nasales de Carolina. Haciendo que ella dejara a un lado los papeles que leía

todo –determino la muje

ras una haberse mojado le dejó con un mal sabor de boca y no literalmente. Desde entonces una semana completa transcurrió desde ello, pero lo

arolina sonriendo -Esta comida me ayudara

o que deberías de estar descansando, para reponer las fuerzas q

decir en vago inte

ía aconsejando para que se saliera de ahí y que buscara una relación "normal" según sus palabras. Aunque para que sirve una relación normal sí es cuando

siempre era así, por lo que mejor había sido callar para no comenzar una de las disputas en las que ambas se decían cosas que podían herirles. Algo que había sucedido solamen

e que aprecio y entiendo todo lo que me dices. Además nec

fue directo al baño y ella al armario, la mujer sonrió viendo que tenia todo patas para arriba. Tras buscarle una falda de cuero negro, una blusa blanca de tirantes finos, cual no utilizaría

ónde estuviera cada cosa y que sobre todo conociera ello. Tras media hora Carolina salía envuelta en una toalla y se encamino a los pies de la cama

os he comunicado capaz y me corran. Y como siempre te pido que te cuides y que no vayas a ese lugar, pe

qui

nan

más se marcaban con disimulo el contorno de ellos. La falda cubría lo adecuado, no llevaba ningún tipo de ropa interior por lo que se sentía fresca y dispuesta a todo lo que pas

enía el propio lugar. El edificio contaba con tres pisos, uno que era la discoteca y bar, habitaciones en donde podías tener tu momento de intimidad si deseabas o bien podías hacerlo en la zona que quisieras; mient

o bailara por causa de ello, en dicha puerta se encontraba un hombre alto, moreno, rapad

egunto Carolina l

ta -expresó

s músculos le resaltaban a través de la camiseta negra y la sudadera de cuero que vestía. Se paso la lengua por los labios de repente s

Soy una de las clientas más frecuentes, me podrás ver casi todo los d

se y asintió dándole

scúlpeme -mur

y le acaricio el antebrazo con cariño y una sonrisa en sus labios para después dejarle un beso en las comisuras de los de él, quien carraspeo

ichos olores, cerro sus ojos momentáneamente para después abrirlos, camino a su habitación habitual que estaba reservada al nombre de ella, cuando estuvo en

sentado en un sofá del lado contrario de donde ella estaba y también hacia lo mismo que ella observaba a su alrededor, las luces alumbraban con erotismo su cuerpo oculto entre

, ella levanto la copa en signo de brindis en donde sus labios bailaba una sonrisa sensual, respirando con lentitud decidió caminar a su habitación consciente

chupo y lamió con deleite la zona; donde su boca probaba, una de las manos de ella se encontraba apretando con fuerza la camisa de vestir mientras sentía la respiración de é

cierta pesadez mientras sus caderas se movían en su apreciado orgasmo, podía sentir como este se acercaba; pero no podía llegar ya que el disminuía la velocidad por segundos para después volver a incrementarla y el proceso se repitió hasta que él saco sus dedos y le dio un azote

piración que salió de los labios de él le provocó que se humedeciera más si eso podía ser posible en ese instante, la lengua caliente para la sensibilidad de ella le envió peq

udor en su frente. Ella siseo cuando la lengua de él encontró su clítoris, comenzó con lamidas suaves y en círculos ella hecho la cabeza hacia atrás extasiada aquella lengua era codiciosa q

hombre se encontraba desnudo por completo cuando por fin regreso de las nubes en las que ella se encontraba flotando, el cuerpo de él era puro musculo, la tableta de su abdomen le llamaban a gritos para que ella las lamiera y mordiera, poseía tatuajes en

que se escucho en el cuarto, camino a paso seguro hacia él; pero se detuvo en la mesita de noche que estaba a la orilla de la cama, donde abrió uno de los cajones exponie

r conmigo -murmuro ella con voz su

cuerpo, comenzó a caminar a su alrededor y pudo apreciar la calavera que cubría toda su espalda, ella la dibujo bajo sus dedos mientras sus ojos se deleitaban de la vista que tenia, el trasero de él era firme

ededor de su miembro, escuchando como el soltaba un gemido que hizo temblar a Carolina ante el sonido que salía de sus labios, separó sus manos del cuerpo de él y dio media vuelta hasta quedar de frente, cuando sus ojos se vieron a través del antifaz ella llevo su mano hacia el miembro de él, en do

su antifaz negro, aquello le resultaba algo totalmente nuevo y muy peculiar, los pechos de ella quedaron a la altura de su boca que no dudó en lamer y chupar con fuerza el pezón rosado con aureolas del mismo color. Carolina gimió llena

as eran diminutas. Carolina se mordió los labios mientras pensaba como disfrutaría de morder los pezones de él, así como también podía sentir calor que emanaba el cuerpo de ese hombre; el solo sentir la dureza de sus músculos hacía humedecer más su coño si aquello era posible. Él dio un pequeño brinco sobre la cama cuando ella pellizco sus piercings haciendo que su miembro doliera ante ello, ella fue descendiendo con lentitud sobre e

us labios cayendo sobre sus pechos, fue la primera vez que trago el semen de un hombre, pero sus pensamientos no la dejaron que se fijara en ello, cuando lo observo lleno de ese aceite se tuvo que morder los la

a su sexo húmedo, de este descendía como un néctar paso sus dedos sobre su hendidura, esparciendo la humedad alrededor de su hinchado clítoris, fue en es

spirando -Yo no te masturbare y tu no puedes hacerlo -le reco

con el otro vibrador lo humedeció chupándolo como anteriormente le había hecho a él, cuando supo que tenía lo suficiente de lubricación de su saliva; se acomodó más en el diván abriendo sus pi

con más frecuencia, por lo que a la sexta vez que sonó de forma consecutiva hizo que ella se levantara con rabia del diván sacándose los vibr

la insistencia? -pregu

adeos ella -¡Oh Dios, Carolina! Ella.

n más si ceño antes

mejor -pidió en voz baja -Primero que to

dió llorando su amiga -Tengo miedo Caro,

e lo que decía su amiga, ce

en la entrada del hospital, además que lleves contigo un cambio de ropa, así que necesito que

-aseguro su amiga,

afirmó -Llama a Mario y a Alexander quiero que tome fotos

zó a abrir las esposas de él, le regalo una sonrisa temblorosa, mientras él llevo sus manos ha sus mejillas y limpiaba la humedad que había en ellas, estaba tem

nada; en cambio ella le brindo un inte

rigo que le cubría todo el cuerpo -No se si te volveré a ver, pero sí el destino nos pone de nuevo espero disfrutarlo al cien, así como también te recompensare

iguientes, llevando a ambos a una nube de éxtasis cada vez que se encontraban, era co

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