eléctrica, terminara de calentar el aguanta. Doy dos pasos hacia adelante, sostengo una taza de color rosa, la c
si tuviera muchas op
ener el agua caliente, sient
P
e y abrir la puerta. Vivíamos en el campo, un lugar tranquilo e inhóspito. No teníamos
con esa actitud prepotente, aire de grandeza
babosees
s se ponen
itas algo..?
rra la puerta de golpe, y por fortuna, mis tres hijas no se encuentran en casa. Están con su tía, pero
al rostro. Los ojos color miel son inexpresivos,
-murmuro, hi
o contestas mis mensajes, tampoco mis llam
. No podemos hacer esto Em
go no puedo contener las g
ili