gua mesita de noche al lado de mi cama, son las tres de la mañana, y la urgencia repentina de salir de aquí me pone nerviosa. En la oscuridad, oigo v
e mi cama. A continuación, con urgencia hace una señal para que yo la siga. Rezaba todas las noches para que no me encontraran, para que me olvidaran, pero la verdad es q
vío del conductor, hasta el embarque en un jet privado, que los Villani no la dejarían en paz. Sabía que me encontrarían, dondequiera que estuv
de la construcción antigua, estuvieran grabadas en mis pensamientos. ¿Qué le dijeron a la Madre? Estaban amenazando, era un hecho, y las lágrimas corren por mi rostro mientras apresuramos el paso hacia una de las celdas, donde las novici
a persona cómodamente, si era que podría encontrar aquello có
jo que ella ya lo sabía. Mientras ella me explica cómo abrir las trabas por dentro, me acerco y la abrazo, y ella me abraza de vuelta, ambas
esté pasando aquí fuera - ella me entrega una medalla del Arcángel Miguel, y me deja
s escuchar todo tipo de sonidos acercándose, cuando en real
scondite - que la mantendríamos a salvo. Aquí fue el último refugio de tu
armario, y entonces soy solo yo, el silencio que vino después de que