me sentí capaz de decir de qué habíamos hablado, y que por muy extraño que sonara, me dio la ridícula sensación de que Santiago pretendió ser amable, bueno, solo por un segundo. -Decídete
aro lo que piensa de mí, entonces ¿Por qué me enoja saber que hablaron, a solas?... -Bien muchachota, es hora de empezar con la tortura, al mal paso darle prisa- Me dice mientras lanza libros a mi mochila. La tortura, ese sería un buen nombre para ir a clase. Pero solo un año y esto acabará, podre irme lejos y seguir con mi vida fuera de este maldito pueblo que me tiene harta. * Deje escapar un sonoro suspiro en cuanto mis pies pisaron de nuevo el salón de clases. Seguía en el mismo sitio,nada estaba cambiando. Después de que Vanesa decidiera dejarme tirada aquí y se fuera huyendo- No sé de qué- Solo deseaba volver a casa y no salir jamás de ella. Aun así, fui hasta mi lugar de siempre sin dejar de quejarme en mis adentros. Mi cabello cubre gran parte de mi rostro, pero ni eso lograría evitar ver mi aplastante realidad. Tener que volver a este espantoso sitio, donde sé que todos me odian. Lo aparté ligeramente al mismo tiempo en que JC soltaba una risa burlona. La chica con la que hablaba le susurró algo a oído y él se giró para ver en mi dirección. ¡Santa mierda! Me di prisa para llegar a mi butaca, lo más apartado posible de ellos. Tomé el cuaderno de dibujo y me incline sobre mi lugar para esperar hasta que la clase empezara. No había mucho que hacer hasta entonces. Y cuando pasé una hoja alguien se paró frente a mí. Levanté la cabeza y me encontré con los ojos oscuros de JC. -Hola América, volviste. El aire de mis pulmones se atoró y no podía dejar escapar el jadeo que traía clavado en mi pecho. El oxígeno de mi cerebro se había esfumado de igual forma y no me permitió reaccionar a tiempo, porque no me moví. JC estaba frente a mí, me había tomado de la chamarra y tenía su respiración casi sobre mi rostro. -Creíste que no nos veríamos de nuevo. Articuló cada palabra en mi cara y puedo asegurar que algo de su saliva cayó sobre mí mientras hablaba. -Yo... Mi lengua se quedó atascada o no supe que pasó, porque no dije más. Mis ojos subieron de nuevo encontrando los de Santiago, que justo iba entrando en ese momento al salón. Parecía que no entendía que estaba pasando, mientras JC mantenía su mano estrujando de mí, yo no podía dejar de ver hacia Santiago y la forma en que se adelantó hacia nosotros. -¡Déjala! La voz de Santiago apenas fue audible,pero JC entendió perfectamente porque apesar de su mirada, él lo hizo. Esa era la razón por la que no quería volver a ese maldito lugar, ambos me esperaban, pero sólo a él temía verlo de nuevo. Mis dedos se apretaron sobre la muñeca de JC, esperando que me soltara, pero parecía no querer hacerlo y casi pude sentir su puño sobre mi rostro. Pero dios me probó su existencia. Un portazo sonó proveniente de la entrada del salón. Era el profesor Ramírez. Cerré los ojos y el aire salió de mi pecho por fin cuando JC soltó de mí y se fue a su lugar lo más pronto que pudo. Mi cara tuvo que haberse transformado en algo extraño. Santiago se sentó justo a mi lado y yo busqué con los ojos hasta su antiguo sitio, allí estaba JC y en el lugar que solía ocupar Santiago ahora estaba la misma chica que le había hablado al oído. Ella ya está apuntada en mi lista de gente indeseable, aunque si tuviera que hacer una, sería demasiado larga, así que mejor ignorarlos. Mi mandíbula se apretó al verlo ¡Mierda!... Me giré para no hacerlo, pero de nada me sirvió. Era imposible ocultar el hecho de que me tomó por sorpresa el tenerlo a mi lado. -Te salvaste de una- Me dijo. Él me había salvado,pero JC seguiría esperando. Debo dejar de mostrar miedo, éste