img La Obsesión Del Millonario  /  Capítulo 5 Amenaza | 9.43%
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Historia

Capítulo 5 Amenaza

Palabras:1024    |    Actualizado en: 18/07/2023

e Henrick se alzó de forma imponent

vo en su lugar

decisión! ¡Helena

algún tipo de importancia-se burló el hombre-. Helena

fó, mostrándo

es la impresión que dio, mientras se devo

tu hermana no es

taba en su derecho de involucrarse sabiendo que

parentar, aunque no entiendo muy bien con qué fin-señaló-. Así que

oscureció tras ser revel

ia en su voz no pasó desapercibido para la muje

S

imera, estaba cargada de humor. Un humor muy negr

uelta, sin perder esa cínica sonrisa suya-. Parece que n

é que siga a

al contrato! Hay una cláusula de confidencialidad,

ó al escucharlo. ¿Una cláusu

ieres a tu

ue la quiero! Po

ta, niña-la interru

a distancia. Eloísa retrocedió, sintiéndo

cto. Lo que tienes que hacer es muy simple-sus ojos grises la t

o se a

e darle una cachetada a aquel hombre tan insensib

dola más de lo que era necesario, mientras su

Los ojos de Eloísa no se quedaban atrás, el desprecio

arecía querer soltarla, por el contrario, cada vez ent

e de manera diferente en su presencia: eran sumisas, y por lo general, se desvivían p

ella. Eloísa quiso retroceder, pero no le fue posible-. Mientras estés en mi casa, vas a aprender dos c

mbé

ombre la soltó dándole un empujo, cuando sintió algo viscoso chocando contra su cara. Eloís

e importa un rábano lo que us

dándose media vuelta para diri

endió rápidamente que permitir que eso pasara no

az! Ella está

su demanda, porque entro como

-la llamo

tinuo, Eloísa

con pesadez por el sueño tan pesado que estaba sintiendo. Lo último que recordaba era a su hermana entrando en

murmuró Helena

, pero ellos estaban en su habitación mirándola de maneras muy contrarias. Los ojos de Henrick reflejaban furia, mientr

lo era todo menos un sueño. Un temor se instaló

a-ordeno su esposo, refiriéndos

dose de la cama. Por lo general, le obedecía en

con ese tonito que siempre u

da a mi hermana. Mucho menos, después de tener tan

decirle, Helen

mprendiendo que, al parecer, Elo

que eso s

no

contemplación contigo-los ojos grises la miraron fulminantes-.

o únicamente la metería a la cárcel por incumplimiento del contrato, sino que también

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