sim
do la noche anterior. Mientras paseo por el jardín principal de los terrenos de los aposentos de mis padres, no puedo imaginar cómo
os en el Golfo Pérsico los cuales explotan obteniendo enormes cantidades de
ría, sin embargo, a pesar de mis intentos, aún siento ese vacío. A veces pienso que a mi corta edad tal vez algo
re los ojos con sorpresa. No hago caso, sigo caminando. Entro a la cocina la cual a pesar de su enorme tamaño esta llena de personas caminando de un lado al otro tan deprisa como pueden, miro mi reloj, la razón ya la sé, en veinte minutos mis padres bajarán
raído desde los lugares más remotos. Fijo la mirada en Armando Salazar, me mira y saluda alzando la barbilla con una sonrisa, le saludo alzando la mano con familiaridad. Él es un cocinero muy experimentado, ha trabajado en todo tipo de restaurantes en el mundo, ha viaj
, unos sustanciosos huevos con tocino y frijoles, un desayuno muy mexicano es lo que dice mi amigo. Tomo de la alacena unos tomates, chile y cebolla que meto a la licuadora con un poco de agua para hacer "salsa" esta comida es en verdad deliciosa, es co
eré a hacer chi
do so
acho, sólo t
isfecho de
naranja y me sirvo un vaso. Me siento en l
oz de mi hermano Emir apenas entra a la habitación, agudizo la mirada
có, el nació para ser jeque, me burlo internamente. Siempre que platicamos me comenta que
a desayunar? -le pregunto amablemen
unando pondrá el grito en el cielo
i plato y el vaso con jugo, caminamos hasta el comedor. Apenas llegamos, a Emir ya le están sirviendo un desayuno de lujo al estilo Abu Dabi. Mi atención se centra en la voz de mi padre que entra al comedor discutiendo con
ueda con la empresa familiar, por eso es que mi padre ha insistido tanto en llevarte con él a la ofici
na edad suficiente para estar preparado para tan inmensa responsabilidad. Aún ni si quiera he terminado una carrera universitaria, exhalo desanimado, volteo a mis costados, c
.
está decidido a hacer una ceremonia de presentación formal ante la sociedad con el fin de
ando Salazar, me pregunta que me gustaría de regalo p
así que no quiero que me molesten. Me tumbo en la cama mirando fijamente al techo mientras pienso en la pregunta de Armando sobre que regalo me gustaría recibir por mi cumpleaño
se vaya a trabajar con ellos, a lo que él me respondió que no todo en la vida es dinero. Mis padres le pagaban bien, aunque aquí solo fuera un cocinero más. Él siempre dice que el dinero no lo es to
s para ganar dinero. Sonrío con sorna. Las pláticas de mi padre siempre empiezan y terminan con la palabra dinero, porque él dice que el dinero es la herramienta princi
te sorprendente a mi mente, ahora ya