– Te pido q
rad
lado, contándote muchas cosas, pe
permaneciera sola en una habitaciĂłn. Él sabĂa que ella interactuaba con el mĂ©dico y las enfermeras, pero no con Ă©l. Le habĂan dicho que tenĂa que tener paciencia, pero luego de tantos dĂas, comenzaba a terminár
rataba de consolar a
necesito que me digas algo, lo que sea, no puedes ig
gnoro – resp
sus ojos y esbozĂł
lic
onozco – dijo retiran
ero
no te conozco, y si lo hag
rta que me estás hablan
de una vida maravillosa que tenemos juntos, de dos hijos hermosos, pero es que no los
yudo a re
la abrazo, pero
u ayuda, yo s
lo que qui
uiero que me
ué d
o que te vayas y
r hasta que no tengas el alta, y,
e iré
ntos, no tie
mirĂł des
re, un hermano, algĂşn parient
no lo
dad estoy
n nuestros hijos, la Nana; quien te crio de pequeña y ahora hace lo mismo con los ni
en que lo hace
Ă©l, fue mi culpa,
s razĂłn, te pido
a pasar, ya
entonces? – y comenz
e den el alta iremos a casa y lo reso
l de la habitaciĂłn por favo
n el pasillo por
e de Alicia y sali
ic
s y videos, pero me he negado, creo que por miedo, me sentirĂa un monstruo al comprobar que tengo dos hijos y no
sientes hoy? – me
aban, aunque con moretones, ya recuperados y la venda en mi cabe
iero irme a mi casa,
rte algĂşn dĂa más, necesit
rmeras que vengan a
no te ay
– es que no he dejado que s
eso, Alicia?,
erdo, asĂ que es
a que es un enfermero y apóyate en él, además,
están los niños, ¿qué se
s algo – rascó su barbilla – aunque en realidad no lo sé – volvió a rascar su b
habitaciĂłn, por lo menos hasta que hable con el ter
ue necesitarás todo el apoyo posible, para
ito que se aleje un poco y me deje pensar
, se l
s, llegĂł a visitarme, tal y como me lo habĂa adelantado el doctor, el terapeuta. Estuvo conmigo algo m
lestada, por eso me quedé en el pasillo, pero ahora el
dĂ que te dijera que entr
ecer, yo solo quiero que e
te quie
y se sentĂł al b
sido un po
es lĂłgico que e
o es muy difĂcil para mĂ, asĂ
no volveré a
que lo que te pido es que me ayudes a salir de alta cuanto antes, y tal vez pueda recuperar mi vida – hice una pausa, él me escuchaba atentamente
ién, asà como a nuestros hijos – tomó mi mano – dicho esto, no te
siones, t
eto – sonrió y besó mi man
ante hombre. Aunque era realista y sabĂa que la apariencia no era lo importante, pues no sabĂa si era una buena persona o no. Estaba segura, no me pregunten como, que Ă©l no habĂa ocasionado lo que me sucedĂa,
u
a, asĂ como al autor de tal atrocidad, pero no debĂa apurarla. Para mi suerte, entre el doctor y el terapeuta la convencieron de que me dejara ayudarla. Escucharla decir "...asĂ que lo que te pido es que me ayudes a salir de alta cuant