ella el tiempo que fuera necesario como le había ordenado aquel. No supo cuándo se durmió, el sol estaba alto cuando abrió los ojos, por el sonido que realizaba su estómago pidiendo comida. Se
dida a soportar todo, se puso de pie y comenzó a realizar todas sus necesidades, que por suerte había en una esquina un baño donde hacerlo, sin necesidad de salir. Preparó su d
sustaba. Primero solo un poco, lo justo para sacar su cabeza y mirar afuera. Todo estaba tranquilo, por lo que más decidida, abrió completo y caminó hasta dónde el sol le
abía visto uno de e
nimales la observaban muy curiosos. Le gustó ver que no se asustaban con su presencia, por lo que decidida, regresó al interior de la cabaña. Tomó una hoja de las que ha
para que ella pintara, una de las pocas cosas que le gustaba hacer. Luego su madre, la había enseñado a endurecer cierta tela
n ellos en realidad? Se preguntaba mientras observaba el anillo que le había puesto su padre en el dedo con un enorme rubí, que pareciera que en cualquier momento lanzaría fuegos de como brillaba al contacto con el so
abía en qué. Lo cierto era que nunca lo dijeron, ella suponía de alguien muy importante, por como el mejor amigo de su papá Aldus el padre de Leoric, lo trataba. También habían venido con ellos y se asentaron a su lado. Siempre que lle
ermanos también, sobre todo de Lotha, que se volvía con cada viaje más alto, más fuerte, y el color de sus ojos irradiaba una extraña luz roja. Estaba acostumbrada a ello desde que recuerda, por lo que nunca le dio m
había visto un ciervo como aquel. Era muy grande, con enormes cuernos, algo rojizo y negro. ¿Qué raza de animal sería? No se le acercó, tenía miedo alejar
furioso el príncipe Erick a su amigo
me divierte ver la cara que pone cuand
ue no puedas volar! -lo amenazó furioso, su amigo era mu
s encaprichado con tu nueva
ana? ¿Por qué
as observándola, la emp
ue me enseñe como de
io? ¿Lo
todas mis emociones. ¿Cómo crees que se llame? ¿E
día competir con cualquiera de las princesas del reino dragón cuando tomaban esa forma. A pesar de sus incontables viajes y de vivir cosas de los hombres, nunca se habían metido con una mujer p
ea verdad lo
a que ahora estaba pintando Esthela, la miraba con admiración. Nunca antes se había en
de la humana. Ya sabes que
os nada! ¿Por qué ha
ien. Está empeñada en casarse contigo
tra princesa de los reinos amigos. Pero ella nunca será mi esposa, se lo
humanos aniquilaron a los dragones de las montañas de cob
onmigo, debía verme como su herman
o ella es ambiciosa, qu
no me importa cual escoja papá, siempre que no sea Elgida, la aceptaré. Hoy en la
uella azulita graciosa que vimos cuando fuimos a ver a los dra
cesa Luddie? Sí, es lin
unca podré casarme con una princesa. Qui
que giró mirando a su alrededor sin poder ver nada y corrió
ago cuando te digo que la escondas de Elgida. Así que
irle mi masco
¿Y q
nos treinta y cinco días serían setenta años humanos. No podía encariñarse con ella, la perdería antes de que lograra ac
iño? Luego se convirtió en nuestro enemigo queriendo matar a todos por n
que decirle
co! ¡No vas a querer
s mi m
qué
la llames así. Mira que cosas mas
ndo sigilosa a todas partes, y al no ver ningún extraño
de Esthela- deberíamos traerle de aquellos carbones de colores de
pens
de agua. No obstante, cuando lo hizo, volvió a ver en el piso una sombra mayor del enorme animal que volaba por encima de ella, sin que pudiera verlo y corrió asustada a e
da en la cabaña. ¿La estará vigilando para comérsela? ¡Y sus hermanos que no acababan de llegar!
no vea nuestras sombras -dijo pensativo
cuidábamos al niño. ¿Te acuerdas? Haremos una barrera protector
No fue lo que nos dijo aquella vez abu
o lo que quieres, que viva más? Esa puede ser una manera de qu
ue le suceda algo. ¿Y si la llevo conmigo esta noche? Puedo esconderla en mi habitación
r a una humana a nuestro reino? ¡Es sol